Muchos son los niños que desde muy pequeños necesitan usar gafas. Los motivos son muy diversos pero la realidad es que de la noche a la mañana, ven cambiada su fisionomía, con un «instrumento» que les ayuda a ver, pero que en muchas ocasiones les molesta o les hace sentir incómodos en determinadas situaciones. Ni que decir tiene que otras veces, con bastante frecuencia, tienen que aguantar comentarios de sus compañeros inadecuados y es que como siempre se ha dicho, los niños pueden ser muy sinceros pero también muy crueles.
En ocasiones, los cristales , sobre todo si son de un cierto grosor, provocan que el rostro pierda su verdadero contorno, restándole atractivo. Además, si se han llevado gafas de forma permanente durante muchos años, se acaban desarrollando o potenciando ojeras, ojos hundidos… consecuencias en definitiva que la mayoría de los adultos conocen y de ahí el uso cada vez más generalizado, de prácticamente un 90% de las personas con problemas de visión, de lentes de contacto. Sin embargo, no hacemos lo mismo con los niños y la pregunta es por qué.
Juan Carlos Gordillo, Director de Veo Óptica lo tiene claro, «la mayoría de las veces los padres no se plantean esta opción por falta de información» por eso es importante «tener siempre un profesional de confianza que vele por la salud ocular de nuestros hijos y que nos explique y asesore». Juan Carlos tiene claro que «son muchas las ventajas de las lentes de contacto y aunque se nos venga a la mente primero las estéticas, son también innumerables para la práctica de deportes que normalmente obligan a los niños a quitarse las gafas por el peligro que puede suponer que se rompa un cristal».
Lo que si nos advierten desde Veo Ópticas es que «cada caso debe ser estudiado individualmente porque cada niño es un mundo, y dependerá de su destreza y sobre todo de su madurez y responsabilidad, el que sea apto o no para el uso de lentes de contacto».