El ritual de la mantilla y la mujer cordobesa


Las mantillas suelen ser negras o blancas, las negras representa el luto y la clara en sus orígenes sólo la llevaban las mujeres no casadas como símbolo de pureza

Es costumbre en nuestra tierra que en determinados actos religiosos, como coronaciones de vírgenes y conmemoraciones de éstas, las señoras vistan de mantilla blanca o o de color marfil. De unos años para acá, se ha producido un auténtico «boom» en el uso de esta prenda religiosa, sobre todo, en las procesiones de los distintos municipios de nuestra provincia. Es el caso de Villafranca de Córdoba, donde cada vez son más las jóvenes y niñas que se animan a vestirse de mantilla y a lucir sus mejores galas en honor a la patrona de su localidad, la Virgen de los Remedios.

Tres villafranqueñas de mantilla
Tres jóvenes visten de mantilla en Villafranca de Córdoba / Foto: Bernabé Blanco

La mantilla clara adquiere su máximo esplendor en el reinado de Isabel II. Su majestad era una amante de los adornos para el cabello, de ahí, su gusto por la mantilla. Tanto la reina como sus damas lucieron esta prenda en distintos actos de la corte y eventos sociales en aquella época, lo que ha traído consigo que en la España moderna la mantilla sólo se porte en ocasiones muy destacadas.
Es más usual ver mantillas negras, pues la tradición nos habla de que ésta está reservada para la mujer casada en señal de duelo, respeto y luto por la muerte del Señor y que la mujer soltera solo puede llevar la mantilla marfil o blanca, aunque evidentemente esta norma se ha ido rompiendo con el paso de los años.
El apogeo que está viviendo en la actualidad la mantilla, símbolo del catolicismo, ha provocado que muchos comercios ligados a la venta de complementos y otros artículos incorporen también esta prenda religiosa como respuesta a la demanda que se está dando en la sociedad cordobesa. Un ejemplo de ello es la firma Abril Complementos, una tienda especializada en tocados, mantillas, mantones de manila y complementos para ocasiones especiales, que en los últimos tiempos se ha convertido en un establecimiento de referencia en la ciudad para adquirir este artículo. «Nos hemos centrado mucho en la mantilla y en ofrecer distintos niveles de calidad porque ahora cualquier persona desea vestirse con esta prenda», manifiesta Maribel Reyes de Abril Complementos.
Mantillas de Abril Complementos
Maribel Reyes, de Abril Complementos, muestra varios tipos de mantillas / Foto: LVC

Esta especialista nos cuenta que las mantillas principalmente se encuentran confeccionadas en tres tejidos: Blonda, chantilly y tul. «Hay mantillas con encaje sintético y hechas a máquina que pueden costar unos 100 euros, hasta verdaderas obras de arte cosidas a mano y en seda que pueden llegar a los 2000 euros o más, dependiendo de la dificultad que requiera el dibujo», destaca Reyes. En cuanto a su forma, ésta puede ser triangular o más cuadrada y de tamaño las hay de un mínimo de 1 metro de ancho por 1,20 de largo hasta 1,50 por 2,30 aproximadamente, «aunque las más demandadas son las de 1,20 por 2,20 m», nos aclara Reyes.
La experta en mantillas nos advierte, además, de que hay «un gran protocolo» alrededor de cómo vestirla. «Para una buena colocación de la mantilla es muy importante tener en cuenta la forma de la peina y su tamaño en función de la altura y la forma de la cara de la mujer que la vaya a lucir y aquí sabemos asesorar al respecto», señala Reyes. Otro de los accesorios que hay que cuidar es el broche con el que se sujeta la mantilla, que «debe ser de plata, corales, brillantes, piedras preciosas o semipreciosas…», añade Reyes. Con respecto al traje, algunos detalles a tener en cuenta son: Vestir de un solo color, que el corte sea por la rodilla, el escote de barco o pico, nunca palabra de honor, la manga preferiblemente corta o francesa, y el tejido de alta calidad (seda natural, seda salvaje, encaje, crepe de seda…).
Mujeres de mantilla en Villafranca
Mujeres de mantilla en Villafranca a las puertas de la Iglesia / Foto: Miguel Vioque

Teniendo en cuenta que la mantilla se mantiene en la actualidad como un símbolo de vestimenta unido al catolicismo, no tiene mucho sentido que alguien que no se siente identificado con la religión católica la porte, aunque son muchas las mujeres que hoy se visten con ella por el simple hecho de que es una prenda que, sin duda alguna, realza su belleza.
Las mantillas además de verlas en las procesiones de Semana Santa u otros actos religiosos, también están muy presentes en las bodas de la mano de las madrinas que cada vez más juegan con las tonalidades -es habitual ver mantillas en colores vivos como el morado, salmón o azul- para combinarlas con sus trajes, o en alguna corrida de toros si la mujer que la lleva está arraigada a las tradiciones españolas.