Lo de que el Carnaval de Córdoba está horas bajas no es más que una crítica derrotista porque cantera hay. Un total de 800 niños de 11 centros escolares de la capital han actuado hoy en el Gran Teatro de Córdoba cantando las coplillas que ellos mismos han ayudado a escribir con sus maestros, carnavaleros de pro cordobeses (autores, compositores de música y componentes) que desde el mes de noviembre les han enseñado la diferencia de un pasodoble y un cuplé.

Julio Horcas, letrista de La chirigota de San Lorenzo, ha estado montando repertorio con dos cursos del Pedagogo García Navarro de Palmeras y en el colegio Andalucía, en el Sector Sur y destaca que «las letras se las aprenden rápido pero charlan mucho, es muy difícil tenerlos concentrados una hora». Porque además, esta actividad se ha insertado en su horario lectivo, por lo que después de una hora de Matemáticas o Lengua, los niños escuchaban una guitarra, un bombo y una caja y era complicado ponerlos a hacer «tareas», aunque sean carnavaleras.
El responsable de la Asociación de Autores y Directores del Carnaval de Córdoba que ha coordinado esta iniciativa, Francisco Ropero, maestro de Lengua y Literatura de profesión, explica con esta iniciativa se trabaja la creatividad, porque muchos de ellos se elaboran sus propios disfraces; la memoria, pues tienen que aprenderse los repertorio, expresión corporal, trabajo en equipo. Además, se aprende a marcar el compás, a ritmo de tres por cuatro, «y se divierten, que también es importante».

Ropero indica que también se les presenta a los niños el Carnaval de Córdoba, una actividad que se desarrolla en la ciudad a lo largo de todo el mes de febrero pero que sigue siendo desconocida en algunos barrios de la ciudad. «El Carnaval de Cádiz sí lo conocen, pero el de aquí se lo enseñamos nosotros y parece que les gusta porque muchos están siguiendo el concurso desde la Televisión Municipal» comenta.
«Es importante que conozcan todo el trabajo que hay detrás de una agrupación: meses de ensayos, letras, composición de música, decorado, los tipos» por eso, «aunque nos encantaría poder llegar a montar un certamen de infantiles, sabemos que es un gran esfuerzo». Por su profesión, señala que no se trataría de un concurso con ganador o perdedor, sino de una muestra donde los niños disfrutasen tanto de la preparación como del escenario, sin más preocupación de divertirse; «que el premio sea el aplauso».