El origen franquista de la mezquita -también conocida como El Morabito- ubicada en los Jardines de la Merced, sigue provocando reacciones. La última ha sido la del portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Córdoba, José María Bellido. El edil no ha dudado en catalogarla como «una muestra más de la injusticia que se puede cometer quitando nombres de calles como Cruz Conde, Vallellano, Cañero o Pemán».
El concejal popular, que ha expresado su punto de vista en sus redes sociales, ha señalado que «en la lista sobran algunos nombres y quizás falten otros». Ello en base al dictamen aprobado por la Comisión Municipal de Memoria Histórica, que ha provocado una fuerte controversia entre los vecinos de algunas de las calles, de las que se ha propuesto el cambio en su nomenclatura.
Las manifestaciones de Bellido se suman a las realizadas por el portavoz de Ciudadanos en el Consistorio, David Dorado. Éste ha destacado que “es llamativo que la Comisión de la Memoria Histórica haya obviado la información acerca del origen de la mezquita de los jardines de la Merced”. Asimismo, Dorado no ha pasado por alto las consecuencias que está teniendo el anuncio del cambio de la nomenclatura del callejero. En este sentido, el representante de la formación naranja ha subrayado que “entendemos y compartimos el malestar de los vecinos, que ven cómo la alcaldesa ha decidido cambiar el nombre de las calles donde viven sin contar con ellos”. A lo que ha añadido su sorpresa al comprobar que, la primera edil, “habla de participación ciudadana sólo cuando tiene la certeza, a priori, de que el resultado de esa participación va a coincidir con su voluntad”.
Finalmente, cabe destacar el silencio de algunos de los actores principales en esta cuestión y que fueron los artífices de la creación de la antedicha Comisión: el gobierno municipal. Mientras desde Izquierda Unida se guarda silencio, de momento; desde el Grupo del PSOE se ha optado por no entrar a valorar la cuestión, tras ser consultados por este medio.
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En primer lugar injusticia no es quitar esos nombres, y por otro lado estoy de acuerdo que deberían haber valorado el origen de ese morabito que se les cedió a las tropas africanas que vinieron aquí para matar españoles y violar a sus mujeres e hijas, para que practicaran su religión. Yo los hubiera desalojado, aún a sabiendas que no son los criminales a lo que se les dio, ya que son personas asentadas en esta ciudad y con tantos derechos como nosotros, pero les hubiera facilitado otro lugar y eliminado ese de la historia local.