Un mensaje de ánimo y esperanza desde China


La cordobesa Laura Medina cuenta desde Shanghai cuenta como se ha vivido y controlado el Covid-19 en aquel país donde ya recobran la normalidad y las diferencias con España

Laura Medina, cordobesa en Shanghai. / Foto: LVC
Laura Medina, cordobesa en Shanghai. / Foto: LVC

Las pesadillas tienen un principio pero también acaba uno despertando y volviendo a vivir con normalidad. Si la situación que se produjo en China cuando apareció el Covid-19 debió advertir a las autoridades españoles de que los casos podrían exportarse, como ocurrió, lo que ahora viven en aquel país también puede hacer tener esperanza al resto de estados donde se está padeciendo esta epidemia en que algún día volverán las aguas a su cauce.

El testimonio de una cordobesa en Shanghai arroja luz al final del túnel en el que vive España en estos momentos. Se llama Laura Medina Puche, tiene 35 años y es bióloga molecular de plantas. Ella llegó al país oriental hace cuatro años para formar parte de un grupo de investigación internacional perteneciente a la Academia China de las Ciencias.

Afortunadamente, ella no ha padecido coronavirus y el impacto ha sido menor donde ella vive, una ciudad con 25 millones de habitantes donde oficialmente se han registrado unos 400 casos de contagios. Al contrario de lo que ha ocurrido en España, allí “la situación estuvo bajo control desde primera hora, se pusieron en marcha muchas medidas preventivas, y se respiraba un ambiente lógico de preocupación pero por encima de ello de seguridad y control”, relata Laura.

No obstante, matiza esta mujer que “lo primero que debemos tener en cuenta es que las medidas que funcionan en un país como China no son garantía de que funcionen en otro país completamente diferente como es España” pues incluso “dentro de la propia China las medidas fueron diferentes en función de la provincia, la cercanía con el epicentro del brote o el numero inicial de afectados por el virus”. Así, si en Wuhan (Hubei) “las medidas fueron muy restrictivas y de obligado cumplimiento, como el confinamiento en casa o el teletrabajo, en Shanghai se recomendó a la población no salir de casa, pero la respuesta de los ciudadanos fue la de permanecer en casa confinado casi al igual que los habitantes de Wuhan”, por decisión propia, cuenta Laura.

Esa es posiblemente una de las grandes diferencias respecto a España “y también clave en la lucha contra esta pandemia”, explica esta cordobesa, quien quedó “muy sorprendida de la alta capacidad organizativa que ha demostrando China contra la propagación del Covid-19”. Y es que ella, aunque no ha estado obligada a no salir, como el resto de la población de la ciudad en la que vive ha estado dos meses “entre mi casa y el laboratorio exclusivamente” mientras que “el resto de mis rutinas o aficiones quedaron totalmente paralizadas, la ciudad estaba desértica, todo cerrado a excepción de los supermercados y farmacias, y controles de temperatura y de entrada-salida a nuestros domicilios”, apunta.

Laura no alude a ello, pero se puede apreciar en su relato una gran diferencia con España, donde los controles de temperatura han sido inexistentes desde el primer momento, ni se le hacían a quienes viajaban desde otros lugares antes de que se extendiera en nuestro país el virus ni se están haciendo ahora.

Laura está viviendo la realidad española “bastante preocupada, porque los números no son buenos, las medidas parecen que tardan en hacer efecto, pero sobre todo por la intranquilidad por la salud de mi familia y amigos”, cuenta. “Cuando el pico estaba en China me sentía mucho más tranquila, se trataba solo de mí, de seguir las indicaciones y esperar a que todo pasara. Pero ahora me preocupo más, siento esa impotencia que genera la distancia y el no poder estar en casa con mi familia me intranquiliza un poco”.

La Voz le pregunta qué opinan en aquel país sobre lo que está ocurriendo en España y ella responde que “los medios de comunicación chinos siguen al detalle el avance de la pandemia y la sociedad es muy consciente de la situación global. En mi lugar de trabajo se han mostrado bastante participativos con las campañas para enviar material sanitario. Incluso mi casero ha contactado conmigo en un par de ocasiones para preguntarme por la salud de mi familia y hasta me acercó a casa mascarillas y alcohol para manos para enviarlo a mis padres”.

Hace tres semanas hubo un cambio importante en Shanghai, se reanudaron la mayoría de trabajos, las tiendas, restaurantes, gimnasios y demás volvieron a abrir, incluso ciertas atracciones turísticas como los jardines, aunque los colegios y universidades siguen cerrados. Eso sí, “los controles de temperatura y el uso de mascarillas siguen siendo la tónica general”, cuenta Laura, para quien la normalidad total habrá vuelto cuando colegios y universidades retomen las clases presenciales, algo que se calcula para dentro de dos semanas. “Ahora, el reto para China es evitar la reintroducción del virus a través de los viajes internacionales de pasajeros, para lo cual ya han puesto en marcha medidas muy extrictas y un control férreo sobre los pasajeros internacionales”.

Ya como científica La Voz le pregunta sobre la posible vacuna para el Covid-19, que ella considera que estará antes de los plazos que son habituales, aunque recuerda que “la ciencia requiere de unos tiempos y plazos que no podemos acelerar más”. Y aprovecha para mandar ánimos a los cordobeses, sobre los que dice que “estáis dando ejemplo” pues hasta la BBC “se ha hecho eco del civismo de los cordobeses ante esta pandemia”. Y recuerda que “desde China sabemos que es duro, monótono y parece eterno, pero cumpliendo todos las medidas cada día finalmente se ven los efectos y pronto toda esta historia habrá quedado atrás. Ánimo y paciencia a raudales”.