Juan José Primo Jurado, director del IAPH: “Andalucía demanda de nosotros que conservemos el patrimonio, lo difundamos y lo leguemos”


Juan José Primo Jurado / Foto: Jesús Caparrós

El  antiguo Monasterio de la Cartuja alberga mucha historia entre sus viejos muros y las naves modernas que lo conforman, tanto por su propio origen desde el siglo XV como por los tesoros que ahora buscan amparo y cuidados entre sus paredes. La actual sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo acoge al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) en lo que fue la antigua fábrica de cerámica de Pickman. Aún  se conservan los azulejos de la marca de la factoría de loza sobre unas ventanas que ahora iluminan el despacho del director del IAPH, Juan José Primo Jurado (Córdoba, 1971). Hace un año de su nombramiento y este doctor en Historia, exdelegado de Gobierno, ex concejal y profesor universitario se mueve feliz por los distintos talleres mientras enseña a los paisanos desplazados parte de los trabajos que allí se realizan. Saluda a las trabajadoras por su nombre de pila – son mujeres en su mayoría y lo de la paridad aquí ni se cuestiona- y se interesa con sinceridad por lo que tienen entre manos. Manos que curan mantos de vírgenes antiguas, tallas de valor incalculable, libros ajados por el tiempo, que recopilan ritos y tradiciones y escriben sobre ello para que no se pierdan. Primo Jurado se siente privilegiado porque cada día navega entre los ríos de la verdadera memoria que acompañan al Guadalquivir en esta sevillana isla.

 

Tengo la impresión de que muchos en Córdoba se enteraron de la existencia del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico cuando le nombraron a usted director.

Bueno, pues sí. Sí, porque cuando me felicitaban, muchos me preguntaban “Y eso, exactamente, qué es? ¿Y dónde está?” Entonces, desde ese momento, tenía claro que uno de los objetivos al frente de la dirección del Instituto era darlo a conocer suficientemente en las ocho provincias andaluzas. Aquí en Sevilla es muy conocido pero fuera no tanto. En este primer año, ese ha sido uno de los objetivos : darlo a conocer. Además es fácil, porque es un producto atractivo y bueno. Pero sin duda alguna era necesario salir de esta sede de Sevilla y de la que tenemos en Cádiz.

¿Había tenido relación con el Instituto anteriormente a su nombramiento?

Pues había tenido una relación bonita para mí porque cuando la Fiesta de los Patios optaba al título de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Yo era entonces concejal del Ayuntamiento de Córdoba y fui el encargado de desarrollar esa candidatura tras los fracasos anteriores. Uno de los requisitos era que la Fiesta de los Patios tenía que estar inscrita en el ‘Atlas inmaterial de Andalucía’, y ese atlas se hace desde aquí, desde el IAPH. Estuve en contacto con ellos y fue una experiencia muy positiva, pero ahí acabó. Y es lo que tú dices: de referencias. Por ejemplo, la Virgen de las Angustias, para los que somos cordobeses y cofrades, fue un proyecto emblemático que se restauró aquí pero sonaba un poco lejano. Yo sabía que era un lugar de mucho prestigio y cuando me ofrecieron este cargo, sabía que me había tocado la lotería.

Juan José Primo Jurado y Rafael González / Foto: Jesús Caparrós

Háganos un breve balance de este primer año.

Dos palabras: Ilusión y responsabilidad. Ilusión, porque ciertamente, ponerte al frente de un instituto de investigación, documentación, difusión y de conservación e intervención del patrimonio pues supone una ilusión tremenda porque no hay otro así en toda España, aparte del Instituto de Patrimonio Nacional. Y somos punteros en Europa. Hay una trayectoria de 30 años con grandes profesionales. Y por otro lado, responsabilidad, que no nos digan “Sí, fue bueno hasta que llegó Primo Jurado. Una vez que llegó él la cosa empezó a estropearse” (ríe) Hay que venir a sumar, mejor que restar. A contar con los profesionales, alinearlos con la Consejería de Cultura – porque al fin y al cabo somos una entidad científica que dependemos de ella- y, por qué no, a poner mi granito de arena. Que mi paso por aquí no se limite a gestionar sino también poner la mejor versión de mí mismo al servicio del IAPH.

Quiero que mi paso por aquí no se limite a gestionar sino también a poner la mejor versión de mí mismo.

Precisamente con su nombramiento lo que se pretendía, desde la Consejería, era darle un nuevo impulso al Instituto ¿Se está consiguiendo?

Creo que sí. Esa fue la razón principal, el dar un impulso general al Instituto. Después de un año – un año atípico porque desde marzo las cosas cambiaron como todos sabemos- se ha difundido mejor la labor del IAPH, se está actuando ya en todas las provincias andaluzas y, por otra parte, se persevera en la oferta de investigación. Aquí trabajamos de dos maneras: una es que la Consejería de Cultura nos encargue algo como los Efebos de Pedro Abad, por ejemplo. Están aquí, se están investigando porque son propiedad de la Consejería, del Museo Arqueológico de Córdoba, y se van a restaurar. La otra forma que tenemos de trabajar es ‘a demanda’. Por ejemplo, una hermandad. La última hermandad de Córdoba que vino aquí es la Virgen de la Soledad de Puente Genil. Nos pidió presupuesto, le hicimos un informe que aceptaron y ya está restaurada la imagen de la virgen.

El objetivo de este año ha sido que toda Andalucía conozca que se puede venir al Instituto a encargar un trabajo de restauración o de investigación.

Por cierto, ¿dónde está la mayor demanda? ¿En lo público o en lo particular?

Habría que distinguir patrimonio material o inmaterial. El inmaterial es una ‘pata’ muy importante del Instituto que supone la investigación de las tradiciones, los ritos -con la Guía Digital que los recoge- y entre los que incluimos por supuesto las devociones religiosas de todas las provincias de Andalucía. Y la otra es el patrimonio material. Respecto a tu pregunta, creo que es mucho más intenso el patrimonio privado que el patrimonio público. De patrimonio público ahora mismo tenemos el Hospital de San Lázaro de Sevilla, del que se están restaurando los cuadros. Fue el primer hospital que se hizo con Fernando III, en la Reconquista, y es propiedad de la Consejería de Salud. Estamos restaurando los Efebos de Pedro Abad, como he comentado, pero luego aquí está el manto de los Apóstoles de la hermandad del Rocío de Almonte; el manto de Coronación, de la Virgen Esperanza Macarena de Sevilla; la saya de la Virgen de Los Dolores de Jerez; un Nazareno de Juan de Mesa… Tenemos una gran cantidad de propiedad privada, de hermandades en su gran mayoría. La última que vino fue la Virgen de Araceli, que se trajo para su estudio. Hemos hecho un proyecto de restauración y confío en que la hermandad de la Patrona del Campo Andaluz pues también nos la traiga aquí.

Tenemos una gran cantidad de restauraciones de propiedad privada, de hermandades en su gran mayoría. La última que vino fue la Virgen de Araceli, que se trajo para su estudio.

Usted es historiador y recuerdo que cuando estaba al frente del archivo del Palacio de Viana, solía comentar la emoción privilegiada que le producía “encontrarse cara a cara con la Historia”. ¿Con qué se encuentra diariamente en este Instituto?

Muy bien por recordarlo, porque yo lo decía. Me encontraba cara a cara con la Historia y sin intermediarios, porque veía los documentos. De todas las etapas de mi vida esta es la más parecida a esa en el archivo de Viana, porque aquí me encuentro cara a cara con el patrimonio. Me encuentro con un efebo de bronce, con un tapiz del siglo XVII, una pintura del siglo XVI, miro a los ojos de un Cristo del siglo XV, trabajo para mantener el patrimonio. Si en Viana era el archivo de los marqueses, aquí es el patrimonio histórico andaluz y produce una emoción intensa. Supone ver cara a cara lo que nuestros mayores, nuestros antepasados crearon, adoraron – en el caso religioso-, cubrieron de plegarias, y lo que hoy en día Andalucía demanda de nosotros: que conservemos ese patrimonio, que lo difundamos y lo leguemos a las generaciones posteriores.

Hablando de patrimonio material e inmaterial ¿Se hace más necesario un centro como éste en estos tiempos tan iconoclastas?

(Ríe) Hombre, yo espero que no lleguemos a convertir las catedrales en piscinas, como hizo el amigo Stalin en Moscú, ni se quede todo esto en museo. Siempre digo, aquí que pasan muchísimos cristos y vírgenes, que tienen un valor patrimonial intrínseco innegable (tallas de Juan de Mesa o Martínez Montañés) pero que poseen un ‘plus’, que son las miles de plegarias que llevan prendidos. Eso es patrimonio inmaterial. Esa figura no tendría el valor que tiene si solamente se quedase en el aspecto artístico o histórico. Cuando veo una imagen de trece centímetros, la Virgen de Aguas Santas, de un pueblecito de Sevilla, y que tiene una historia devocional desde el siglo XV con sus pequeños trece centímetros, te das cuenta de lo que vale ese patrimonio inmaterial de las devociones y plegarias prendidas de todas esa imágenes.

Ha hecho usted referencia a sus anteriores etapas, en las que también ocupó cargos netamente políticos. En un puesto como el actual ¿dónde acaba el historiador y cuando comienza el gestor político?

Yo tuve dos cargos políticos: concejal en el Ayuntamiento de Córdoba y subdelegado del Gobierno. La de subdelegado fue una etapa maravillosa porque me permitió conocer la provincia de Córdoba a fondo. Y fue un bagaje que me aportó la experiencia en la gestión, de saber tratar a las personas, a los colectivos, de aumentar mi sentido de servicio a la sociedad. Y un director del IAPH por supuesto que tiene que saber de patrimonio, de historia y arte, pero tiene que ser un buen gestor y un poco relaciones públicas, saber difundir el patrimonio y saber estar en la sociedad, no en el olimpo de un instituto emblemático. Hay que saber estar en la sociedad para la que trabajamos.

Instituto que destaca sobre todo por su nivel de excelencia. De hecho, es un centro de referencia nacional e internacional.  Hablar de ‘Andalucía’ y de ‘nivel de excelencia no es ningún oxímoron, ¿verdad?

Efectivamente. A veces lo decimos, y con razón, que Andalucía tiene unos complejos de inferioridad…

Una Andalucía que se ha hecho como muy indiferente y relajada. Si no te subvencionan, no vas para adelante. Durante muchos años se ha practicado la cultura de la subvención y ha creado una sociedad “adormecida”. Bueno, yo creo que hay otra parte de Andalucía con grandes iniciativas, puntera en muchos temas científicos, culturales y sociales, que sin duda alguna hay que poner en valor. En ese sentido me siento partícipe de este gobierno andaluz que apuesta por esa Andalucía más de impulso, más de iniciativa, más por una Andalucía de calidad que por otra que se deje llevar. ¿Qué puedes hacer tú por Andalucía y no que puede hacer Andalucía por ti?, según la famosa frase de Kennedy. Y desde luego el IAPH está a la cabeza de esa Andalucía trabajadora, creativa y de calidad.

El IAPH está a la cabeza de la Andalucía trabajadora, creativa y de calidad.

La investigación es como la hija pobre de la ciencia en España. ¿Cómo es el trabajo desarrollado en este campo desde el IAPH?

Es una pregunta muy buena porque tiene una respuesta muy fácil: multidisciplinar. Aquí todo lo que viene se investiga desde el  punto de vista histórico, artístico, social y desde el científico. Tenemos unos magníficos laboratorios de química, de biología, o de paleobiología, donde se analizan desde unos restos fósiles, la madera de la que está hecha un Cristo o los bronces de una escultura romana. Toda la investigación se hace de una forma multidisciplinar, desde todos los ángulos, y el resultado es que tenemos una excelencia porque somos punteros, con unos materiales muy buenos y grandes profesionales. Somos 115 personas y más de la mitad titulados superiores. Hay muchos doctores trabajando aquí. Es un poco como la ‘Universidad del Patrimonio’.

Juan José Primo Jurado / Foto: Jesús Caparrós

Pero volviendo a la investigación, al nombre ‘Multidisciplinar’ pongámosle dos apellidos importantes: “Dotación Económica” ¿Está respaldada esta investigación?

Sí, sí, totalmente. Hombre, la Consejería de Cultura, históricamente desde hace 30 años, ha dotado muy bien al IAPH. La vía económica de ingresos por obras que hagamos – una restauración, por ejemplo- no  compensa los 115 sueldos que hay que pagar ni los materiales que usamos aquí. El nuevo equipo de gobierno que lleva dos años trabajando no está siendo menos en cuanto a dotación. Estamos a la cabeza del presupuesto, en torno a los 7 millones de euros. A parte de eso, estamos pendientes siempre de proyectos subvencionados que vienen del Ministerio o de la Unión Europea, que también nos ayudan a aumentar la calidad del material o a financiar proyectos de investigación. No seré yo el que me queje de cómo está apoyado económicamente el IAPH, porque además en las circunstancias adversas en las que estamos prácticamente desde la crisis del 2008, el Instituto ha estado bien dotado. En este caso la Junta de Andalucía no solo nos da ánimos de palabra, que también es muy importante, sino que respalda con dinero y material.

¿Cuándo se nombrarán Patrimonio de la Humanidad los perritos de Lucas y los bocadillos del Picantón?

Pues ahora o nunca. Patrimonio material, porque sin duda alguna están buenísimos. Para quien no conozca los perritos de Lucas, debe saber que es una de mis pasiones desde niño. No creo que haya en Nueva York ningún perrito tan bueno como el que ofrece Rafael y, bueno, esas salsas del Picantón, donde yo celebro mis éxitos y mis derrotas – otros se dan a la bebida y yo a la salsa Malaleche-  merecen un rincón sin duda. En mi corazón están, y en mi estómago (risas), pero ahora es el momento de darles el lugar en el patrimonio que merecen.

https://www.youtube.com/watch?v=HfHmZ4cj83g