El Guadalquivir y la concordia


Tres administraciones públicas y una plataforma ciudadana se sientan en El Coro para hablar del río, su entorno y su cuidado.

Realizar una tertulia en la sede de la Sala de Usos Múltiples de la Fundación Cajasol invita al encuentro antes incluso de empezar. Uno puede pensar que cuando reúne a tres administraciones públicas y una plataforma ciudadana para hablar de un tema espinoso -todo reparto de competencias lo es en este país sobredimensionado en lo público- igual lo que menos se consigue es un consenso. Pero el caso es que no fue así.

El podcast El Coro de esta semana acercó voluntades, asistió a ejercicios de cierta humildad y cuadró agendas para reuniones solicitadas y pendientes. Casi un milagro.

Que la limpieza del río Guadalquivir a su paso por el casco urbano de Córdoba es un tema recurrente no lo vamos a descubrir nosotros. Que lo es por su aspecto negativo, tampoco. Y es que el entorno está hecho una pena, oiga. Sí, este era el motivo de la tertulia. Pero la sangre no llegó al río. Tampoco lo buscábamos. 

Tres administraciones en el redondel

Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Tres competencias distintas para un mismo objetivo. Aunque el Ayuntamiento y sobre todo la empresa municipal Sadeco son las que se zambullen más de lleno en este tema. David Dorado (Cs) destaca el acuerdo con el PSOE para sacar adelante los presupuestos y de paso, el-sentido-útil-del-centro-que-es-Ciudadanos, porque así, por ejemplo la Vía Verde tendrá luz idem. Presupuestados hay 1.100.000 euros pero sobre todo Dorado habla de la obsesión por acometer un proyecto que «servirá como herramienta» para que el mantenimiento del cauce y riberas del río sea algo «a posteriori, y no solo la limpieza de la maleza sino también de los residuos que se van a cumulando allí».

 

La Junta de Andalucía tiene su foco de actuación sobre los Sotos de la Albolafia, que en este año celebran vigésimo aniversario en su distinción como ‘monumento natural’. Giuseppe Aloisio (PP), delegado territorial de Desarrollo sostenible reconoce que los Sotos «están afectados por un exceso de vegetación» pero para actuar sin que corra riesgo la avifauna allí instalada, «en plena etapa de nidificación» deberán esperar hasta «la última parte del año» para emplear los 250.000 euros presupuestados en una partida a tal efecto. 

 

En realidad sobre el río actúan más delegaciones: la de Patrimonio sin ir más lejos, que ha metido maquinaria para despejar la zona del Puente Romano próxima a la Calahorra y evitar así riesgo si llegara una crecida.

El delegado, en cualquier caso, reconoce que «a veces no es fácil poner en marcha actuaciones conjuntas, coordinadas, duraderas que les permita también a los cordobeses disfrutar de una parte de la ciudad que siempre ha estado más en una foto de recuerdo que en la vida diaria”.

.De la misma opinión es el Jefe de Zona de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Antonio Ramón Guinea, “la competencia diaria se nos va a veces un poco de las manos, pero los tres tenemos capacidad de actuar a mayor nivel, con actuaciones importantes, como ya hemos hecho en ocasiones anteriores. Pero los ciudadanos ven otra cosa”

 

¿De espaldas al río?

Diego Peinazo no está de acuerdo con ese mantra. Peinazo, miembro de la Plataforma por un Río Vivo cree que el río, la Ribera, el entorno, «la gente lo pasea y disfruta». Apunta a lo que suele ser el problema habitual: el dinero. O mejor dicho, la voluntad de emplearlo con cabeza. «Si no se liberan fondos para el mantenimiento anual no perdura en el tiempo».

Giuseppe Aloisio, David Dorado y Diego Peinazo

David Dorado reitera que “el compromiso del ayuntamiento y mío personalmente es total. Nuestra intención es meterle primero mano y después preguntar. El anteproyecto de la Vía Verde se encargó a Sadeco en noviembre y en febrero ya estaba redactado. No es un proyecto técnico  sino que nos indica los pasos a seguir, con el menor impacto medioambiental posible». 

Porque en esto, como en todo, hay diferentes puntos de vista. Algunos ciertamente contrarios, según Dorado. «Las posiciones contrapuestas entre los ecologistas radicales que no quieren que se toquen nada de la vegetación y aquellos que quieren instalar bares y chiringuitos para su uso y disfrute».

Lo que sí es cierto es que en este encuentro quedó claro, en un ambiente de concordia, que la necesidad es no solo buscar un modelo consensuado, sino que el adecentamiento sea algo periódico y mantenido en el tiempo. A ver lo que duran las buenas intenciones.