Que a la segunda semana del Festival de los Patios le haya tocado una España sin estado de alarma le ha venido muy bien. Vascos, manchegos, otros andaluces… guardan cola una mañana de martes deseando que le tomen la temperatura y le den permiso para entrar en el patio elegido. Bien es cierto que nos son, ni mucho menos, las colas y las aglomeraciones de ediciones anteriores y en eso el Ayuntamiento ha puesto sumo cuidado. Hasta con drones  se vigila el asunto. 

Pero ganas hay. Y muchas. Lo hemos constatado en San Basilio, en algunos de los patios de uno de los barrios emblemáticos de esta fiesta. Visitas breves, rápidas, para dejar paso a los turistas hambrientos de macetas y cal. 

Aquí tienen una pequeña muestra de lo que allí encontramos. El sol acompañó. Córdoba puso el resto.