El Consejero de Hacienda y Financiación Europea de la Junta de Andalucía, Juan Bravo Baena (Palma de Mallorca, 1974) es didáctico y resumidamente claro a la hora de explicar esto de la economía: tanto entra, tanto sale. Como en nuestra casa. Por eso anda un tanto angustiado sin unos presupuestos andaluces actualizados y también debido a ello él y su equipo se hicieron tres de una tacada cuando recién aterrizó en el primer gobierno no socialista de la historia de la comunidad autónoma andaluza. Una casa con casi cuarenta años de socialismo no debe ser un ejemplo de buena economía doméstica, ciertamente. El caso es que el señor consejero se puso manos a la obra y miró hasta por el último céntimo del más lejano recibo, que puede ser una deformación profesional cuando se es inspector de hacienda, pero algo exigido y necesario cuando de dinero público se trata. A Juan Bravo y a su equipo se le señala con rotundidad cuando se habla del ‘milagro económico andaluz’, a lo que el consejero suele quitarle importancia porque, según explica, es una cuestión de sentido común, como el de los padres de familia. Es por ello que el flamante presidente del Partido Popular lo haya nombrado vicesecretario de economía de los populares. “Es casadista”, señalan los medios acusicas. Puede. Y Feijóo es gallego. Y sabe lo que hace.
Juan Bravo ha estado en Córdoba presentando la reforma del edificio de los antiguos juzgados y demostrando con ello que a pesar de la pandemia, la inflación, los rusos, Sánchez, el socialismo y el precio de la energía, si se mira por el céntimo las cosas se pueden hacer. Y que los balonazos de la crisis se pueden parar como cuando él fue guardameta de fútbol sala. Por cierto, no dejen el ordenador encendido al acabar de leer esta entrevista.
“Cada céntimo cuenta”. Esto se ha convertido en un lema.
Pues me alegro mucho que así haya sido. Fue de las primeras cosas que hicimos nada más llegar. Lo primero que me preguntaron fue sobre el dinero público y yo dije que era sagrado. Es el signo que hemos tratado de implementar en todo este tiempo: cuidar mucho el dinero para cobrarle menos impuestos a los andaluces. Y eso no significa recaudar menos, sino recaudar más para invertir en lo que realmente es importante; sanidad, educación y políticas sociales. Eso se hace con cada céntimo, sin duda.
Hay dos teorías, por tanto, respecto al dinero público: o que es sagrado o que “no es de nadie”.
Ahí Carmen Calvo no estuvo muy afortunada. Cualquiera en su casa cuida con muchísimo esmero el dinero día a día. Al final con el dinero lo que compramos es nuestro tiempo, y lo que estamos pagando con esos céntimos es el tiempo de los andaluces, y ese tiempo que dedican a trabajar y que luego se refleja en los impuestos hay que cuidarlo al máximo. Tienen que sentir que pagan impuestos pero que les damos el mejor trato posible a ese dinero.
Le han preguntado por las futuras elecciones y nosotros también lo haremos. Pero antes de los futuribles, háblenos del pasado reciente, de qué se encontraron cuando llegaron a la Junta de Andalucía.
Yo llego de segundas porque el compañero que me precedió tuvo un problema de salud. Y me encuentro una administración que desde el punto de vista presupuestario, no tenía las cuentas ordenadas. Doy algunos datos: cuando llegamos era la única comunidad autónoma de España que no cumplía ninguna de las tres reglas que debe cumplir un presupuesto. Ni déficit, ni deuda ni gasto. Andalucía era la más incumplidora de España. Y en ese momento, además, se habían convocado e ido a elecciones sin preparar el presupuesto, sin hacer la principal obligación que tiene que cumplir una Consejería de Hacienda. Eso nos obligó a hacer tres presupuestos en un año. La prórroga del presupuesto 2018/2019, el presupuesto de 2019 y antes de acabar ese año, el de 2020. Eso nunca había pasado en Andalucía. El equipo de la Consejería fue capaz de hacer tres presupuestos.
Luego, analizando gastos, nos dimos cuenta de que no había control. Más de 750 millones en sentencias; tranvías que se habían hecho pero que no estaban en marcha; el estadio de La Cartuja parado porque decían que estaba en ruinas; el Hospital Militar de Sevilla o el mismo edificio de los juzgados de aquí de Córdoba, del que hoy hemos presentado el proyecto de rehabilitación. Y bajando más al detalle, recuerdo que yo llegaba muy temprano a la Consejería y me iba muy tarde, porque tenía que ponerme al día. Y observaba que siempre que iba y venía estaban las luces encendidas. Cuando llevaba un mes, pregunté a la persona de mantenimiento de allí y me dijo que nunca se apagaban las luces. En diez años ese señor no había visto nunca las luces apagadas del edificio. Un edificio de ocho plantas. Yo no sé si alguien de los que nos lean tienen no todas, sino solo una luz de su casa 10 años por lo menos, 365 días, siempre encendida.
Hoy en día eso es una ruina, además.
Imagínese. Siempre trato de que hablemos de la economía como de las familias. Yo creo que todos recordamos a nuestro padre apagando la luz, controlando el tiempo en la ducha, es decir, cuidando ese céntimo. ¿ Y qué hemos hecho desde la Consejería? Pues tratar de revertir todo esto. A mí me sorprende que en el Parlamento haya tenido que dedicar mucho tiempo a explicar el porqué no habíamos gastado lo que no teníamos. Es decir, por qué no habíamos gastado el déficit. Pues porque las familias se gastan lo que tienen, no lo que no tienen, ya que eso es un problema. Hacer esas políticas ha significado ahorrar 40 millones al año de luz, 100 millones de euros en el precio de la deuda. Somos más fiables, más creíbles y nos prestan el dinero más barato. Son una serie de medidas que nos han permitido en todo este tiempo ser más eficientes en el gasto público, poder cobrar menos impuestos, recaudar más y destinarlo a lo que realmente es importante.
Es usted el nuevo vicesecretario de Economía del Partido Popular. Si llegan de nuevo al Gobierno de España ¿cuántas luces tendría usted que apagar para solucionar el problema económico que tenemos ahora mismo?
Le voy a dar dos datos de los que todo el mundo puede entender. Tendría muchos más, no obstante.
En el año 2016 había 10 ministerios. En el año 2022 hay 22 ministerios. Hay que adaptarse a las realidades de cada momento. Eso no tiene sentido ni se puede permitir. La gente tiene que ver que con su esfuerzo – que son los impuestos- se buscan medidas de mejora. Otro dato es que se ha multiplicado por seis el parque móvil. No puede ser, tenemos que intentar de alguna manera apagar muchas luces, repartir muchos céntimos para que todo el mundo sea consciente, como hemos hecho en San Telmo, con carteles que piden apagar las luces al salir. Hay muchas vías de ahorro en la eficiencia del gasto público que nos permitiría, como he dicho antes, destinarlo a lo que realmente importa.
Es que los políticos desde las administraciones, y en este caso desde el Gobierno, nos someten a una presión fiscal que parece que con ellos no va.
A los ciudadanos se les obliga a pagar impuestos en las cantidades que alguien decide porque no tenemos la capacidad de irnos a otro sitio. Aquí se dice mucho de cobrarle más a los más ricos, pero los más ricos pueden irse a vivir donde ellos consideren. Tienen esa facilidad. Pero las personas normales, las clases medias y bajas no nos podemos ir. Pagamos los impuestos que exigen los políticos. Y hasta ahí bien, porque todos tenemos que contribuir. Pero lo mínimo que podemos exigir es que a nuestro dinero se le dé la máxima eficiencia. Y hay cuatro pilares básicos en un Estado: la sanidad, la educación, las políticas sociales y las pensiones. Eso es lo que tiene que garantizar un Gobierno.
Pues iba a pedirle que desmontara ese mantra que sobre todo desde la izquierda se lanza constantemente cuando la gente reclama que se rebaje la presión fiscal. Siempre contestan con lo de los hospitales, las carreteras y los colegios.
Para empezar, se ha demostrado que siempre que se han quitado o rebajado impuestos, no se ha dejado de recaudar. Lo que haces es que cambias esa recaudación que tú tienes por actividad económica. Si las familias tienen más disponibilidad en su bolsillo, eso les permite consumir más, que es la activación. Se genera más IVA, más empleo, y más retención. Ese ejemplo lo tenemos en Andalucía. Cambiamos radicalmente nada más llegar. Si comparamos 2018 con 2020 vemos que se han recaudado 850 millones de euros más en renta. Es un ejemplo claro. Gracias a bajar el impuesto de donaciones, o hacerlo prácticamente desaparecer, han aflorado muchas operaciones porque también se lucha contra la economía sumergida. Hay un tercer mantra que dice que esto es de izquierdas o de derechas, y yo les diría que en Portugal gobierna la izquierda y baja impuestos. Esto no va de izquierda o derecha, sino de buenos o malos gestores. Si sumas que recaudas más y que eres más eficiente en el gasto público, el resultado final es que si comparamos el 2018 con 2022 vamos a tener 3.000 millones de euros más en la sanidad, 1.600 millones más en educación y 400 millones más en dependencia. Como digo, esto va de gestionar bien, y si gestionamos bien los fondos europeos – que los teníamos prácticamente sin utilizar cuando llegamos- te permite hacer todas estas operaciones que algunos ven como magia, pero que no lo es.
Esto no va de izquierda o derecha, sino de buenos o malos gestores.
¿Están llegando los fondos europeos como deben hacerlo y a quienes deben llegar?
Si hablamos de los Next Generation, no están llegando como tienen que llegar, porque el Gobierno lo que ha hecho es repartir a la comunidades pero muchas convocatorias están sin empezar, con lo cual no están llegando a la sociedad. Como decimos, no hay cogobernanza. Y no hay planificación: gastarse 600 mil euros en impresoras en color para el Ministerio de Sanidad no lucha contra el cambio climático, no es eficiencia energética ni es transformador. Y no creo que imprimir en color sea el mejor avance en transformación digital, si es que nos hablan de ello. Esto es por dar un dato que todo el mundo entienda.
Aquí en España la mayor parte del tejido productivo está formado por PYMES y autónomos, y lo que no puede ser es que el dinero no esté llegando a esa gente, porque entra la inflación, las situaciones externas que estamos viviendo y la mala gestión que el algunos momentos se está produciendo puede provocar muchas dificultades para esa pequeñas y medianas empresas y los autónomos. Ellos son los generadores de empleo, que es algo que se les olvida. Parece que los empleos los genera la administración y no, los empleos los generan los empresarios.
De todas formas el empleo público también ha quedado garantizado con el gobierno de Juanma Moreno, que era otra de las amenazas que se hacían desde la izquierda.
Lo único que hemos hecho es ordenar. Se anunciaba que esto iba a ser un desmantelamiento, pero lo que hemos puesto es orden. Hemos unificado entes instrumentales. Con TRADE conseguimos que la gente tenga una sola ventanilla. Hemos hecho auditorías. Somos la primera comunidad autónoma que ha realizado una auditoría interna con su servicio de intervención y una auditoría externa con grandes consultoras , para que nadie viese que se tomaban decisiones ideológicas. Lo que está bien se deja, y lo que está mal, se arregla y se mejora. Hemos reducido más de 1.200 personas con un proceso natural de jubilaciones. Pero a diferencia de los que pasaba antes, la gente entra con el carné de identidad, es decir, con una oposición, un proceso selectivo y transparente con el que todo el mundo pueda acudir.
Es usted inspector de Hacienda. Corríjame si me equivoco, pero para la Agencia Tributaria ¿todos somos sospechosos y siempre culpables?
No. Yo trabajé aquí además, en Córdoba, durante casi cuatro años. Para Hacienda es al revés. Primero porque somos un servicio público. Sé que a la gente le cuesta entender esto, pero si no hacemos bien nuestro trabajo no habría recursos para lo importante. Nosotros trabajamos para los demás en un sistema de control del sistema tributario, que forma parte del funcionamiento de un país. Es verdad que se tiene esa imagen de la Agencia Tributaria pero es una de las mejores entidades administrativas que existen en España y que cuenta con reconocimiento internacional. Creo que se sabe valorar el esfuerzo que hacemos.
Ha comentado usted que junio le parece una buena fecha para las elecciones andaluzas en términos presupuestarios. Pero suponiendo que ganen, claro.
Bueno, pero si ganamos o no, no va a cambiar que sean en junio o en octubre. Es que la gente confíe en este proyecto de cambio que se ha producido en Andalucía o que no lo haga. Yo siempre digo lo mismo cuando me preguntan por las elecciones: esa decisión depende del presidente. Él es el que decide en conexión con el vicepresidente Juan Marín. Si me preguntan desde el punto de vista presupuestario debo decir que tenemos un presupuesto del año 2021, con una realidad de 2022 que ha cambiado. La inflación, la guerra de Ucrania, los precios, la falta de suministros… Si nos llevamos ese presupuesto -que no está ajustado a la realidad- al año 2023, con las elecciones en octubre, supondría alargarlo varios meses y por tanto un freno para la economía. Necesitamos un presupuesto que dé agilidad a los fondos europeos Next Generation. Ahora mismo intentamos ser lo más ágiles posible, pero el no tener presupuestos es un freno. De hecho en Portugal, que no tenía presupuestos, eso le obligó a ir a elecciones.
Usted ha sido jugador de fútbol sala. ¿Cuándo le vamos a ver en el Vistalegre disfrutando del Córdoba Patrimonio?
Tengo esa cita pendiente y en cuanto pueda estaré. El fútbol sala para mí es una parte importante de mi vida y estar en un pabellón me supone recordar. Viniendo para acá hemos visto el autobús del Córdoba Patrimonio y me he hecho una foto con él. Con eso creo que resumo ese punto friki que uno tiene.
Un punto siempre necesario.
Yo creo que el deporte te enseña muchísimas cosas y lo hablaba mucho con Javier (Imbroda) que en paz descanse, y que ha sido una de las mejores cosas que le ha pasado a la política en Andalucía, el haberlo tenido como consejero. Él destacaba constantemente los valores que inculca el deporte: te hace falta trabajar en equipo (Consejo de Gobierno); te obliga a entender a los demás y apoyarles, porque si ellos no funcionan, tú tampoco; te enseña a asumir derrotas, porque forman parte de la vida; a celebrar las victorias pero sabiendo que es algo temporal y que hay que seguir trabajando, y que todo sale con mucho sacrificio. Él decía una frase que a mí me encantaba: “El talento sin sacrificio sólamente vale para divertirse” Y es así. Si no nos esforzamos, junto con el talento que más o menos pueda tener el equipo de gobierno , no saldrían estos resultados que, gracias a Dios, se están dando en Andalucía.