La pandemia contada en la pintura de Pepe Amate


El pintor cordobés ofrece en el Colegio de Abogados su visión sobre las consecuencias del coronavirus

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Pepe Amate. /Foto: Jesús Caparrós
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Pepe Amate. /Foto: Jesús Caparrós

A la pandemia del coronavirus, de la que tanto cuesta salir, sólo falta que nos la cuenten, que a través de distintas visiones se reconstruya un tiempo inédito del que todavía no se han puesto en orden las experiencias vividas. A ello contribuye la exposición ‘El fusilamiento de los sueños’, de Pepe Amate, que hasta el 15 de noviembre se puede visitar en la sede del Colegio de Abogados (Morería, 5).

La pandemia irrumpe en nuestras vidas cuando Amate tiene aún fresca la impresión que le produjo poco meses atrás la contemplación en el Museo del Prado del cuadro de Antonio Gisbert sobre el fusilamiento de Torrijos. Estas sensaciones del gran lienzo que plasma el modo sangriento con que finalizó el trienio liberal se mezclaron con la llegada del coronavirus «y empezaron a prohibirnos los besos y los abrazos».

Las estrellas oxidadas por la pandemia

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Pepe Amate. /Foto: Jesús Caparrós

Este cambio radical en las relaciones humanas, las consecuencias del confinamiento y las huellas dejadas por la enfermedad son analizadas en los lienzos de Amate. En su opinión, buena parte de la vida anterior a la pandemia ha terminado fusilada y en esta exposición se puede ver el fusilamiento de los escritores, los músicos, los sanitarios, entre otros. 

Hay una pareja de cuadros que completa este mensaje. En uno se ve un cielo entrellado; en el otro, las manchas luminosas se han ocres, porque «si tú no ves las estrellas, se oxidan». Como explica el poeta cordobés Juan Antonio Bernier en el catálogo de la exposición, «la belleza de sus cuadros responde a las cargas del fusilamiento con plásticas deflagraciones de color que, a modo de pantalla, protegen nuestros sueños».

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Obra de Pepe Amate. /Foto: Jesús Caparrós

El sueño, en este caso, no es sólo aquello que se recuerda tras despertar y explica Amate que también es aquello que se desea, que se anhela, y que se vio truncado por la guadaña de la pandemia. Es el caso de músicos y pintores, dos colectivos muy cercanos a la persona del pintor que experimentaron el parón en seco que tuvo toda la actividad cultura y del que fueron víctimas directas.

En unos de los cuadros hay entremezclados con las manchas de pinturas recortes de prensa de los días más duros de la pandemia. En uno de ellos se puede leer: «Artistas indignados». Es el cuadro dedicado al fusilamiento de los escritores, que se quedaron sin ver editadas las obras previstas para esas fechas, como también hubo conciertos que nunca se llegaron a dar y exposiciones que tampoco se celebraron.

Éste es el caso de Pepe Amate, que tenía prevista esta exposición para una sala de Madrid y que la pandemia dejó en la cuneta. Él siguió pintando y el resultado de este periodo productivo es mayor aún de lo que se puede ver en esta exposición. Después se cruzó en el camino el Colegio de Abogados y así surgió ‘El fusilamiento de los sueños’.

La vieja y la nueva esperanza

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Cuadro dedicado a Alberto Invernón. /Foto: Jesús Caparrós

Un cuadro con explosiones en verde plasma el fusilamiento de la esperanza; otro, en el que predomina el número 1 al lado de otro con muchos ceros es un homenaje a Alberto Invernón, del grupo Los Aslandticos, por la canción ‘Mi primer día’. Es la contraposición a esa otra esperanza fusilada con una esperanza que emerge tras muchos meses de improductividad plasmados en una sucesión de ceros.

Pero la pandemia del coronavirus también ha tenido su consecuencia de puertas hacia adentro. Los datos del Consejo General del Poder Judicial reflejan que en estos meses de confinamiento, tras unos años de descenso, han aumentado tanto las separaciones como los divorcios consensuados en torno al 9,7 por ciento. 

Sin conocer esta cifras, Amate ofrece su visión de esta realidad con dos grandes cuadros que están situados al fondo de la sala, que plasman el desamor que vino con la pandemia y que se resume en un corazón blanco, sin sangre, sin capacidad de amar. 

Lucha entre la vida y la muerte

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Pepe Amate. /Foto: Jesús Caparrós

La visión de este pintor cordobés de todo lo ocurrido en este tiempo vivido recientemente, que aún permanece fresco en la memoria, abarca mucho más y aunque no estén colgados en el Colegio de Abogados todos los lienzos pintados en estos meses, sí están otros otros que reflejan los diversos fusilamientos que Amate ha podido percibir, como el fusilamiento de los años, con una radiografía que anticipa la muerte, o el fusilamiento de los viajes, en el que unas veladuras sitúan en una nebulosa billetes de tren o tarjetas de embarque.

La visión de Amate que sintetiza toda la exposición está en un caballete, sobre los restos arqueológicos que presiden esta sala de exposiciones. La pugna de la vida y la muerte a través de dos colores, el oro y el negro. ¿Cuál creen que gana?