Cabello destaca la colaboración entre la Junta y el Colegio Oficial de Veterinarios


La institución colegial ha cedido cinco lectores de microchips, que serán utilizados por los Agentes de Medio Ambiente para el desarrollo de sus funciones

Araceli Cabello con los representantes de los colegios veterinarios./Foto: LVC
Araceli Cabello con los representantes del Colegio de Veterinarios./Foto: LVC
Araceli Cabello con los representantes de los colegios veterinarios./Foto: LVC
Araceli Cabello con los representantes del Colegio de Veterinarios./Foto: LVC

La delegada de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Araceli Cabello, ha mostrado su satisfacción por el apoyo del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Córdoba a los Agentes de Medio Ambiente de la provincia, y «cómo redunda en la mejora de la fauna y del patrimonio natural del que disfrutamos».

Cabello se ha referido a la colaboración entre la Delegación de Agricultura y el Colegio Oficial de Veterinarios, cuyo presidente Antonio Arenas fue reelegido meses atrás con un amplio respaldo, por la que se han cedido por parte de la institución colegial cinco lectores de microchips, que serán utilizados por los Agentes de Medio Ambiente para el desarrollo de sus funciones.

En esta visita, Cabello estuvo acompañada de Jorge Paniagua, Coordinador de los Agentes de Medio Ambiente; Antonia Guzmán, Jefa del Departamento de Sanidad Animal; Javier Olmo, Coordinador Adjunto de los Agentes de Medio Ambiente; y Juan Ramón Villegas, Jefe del Servicio de Agricultura, Ganadería, Industria y Calidad de la Delegación. Por parte del Colegio, junto con el Presidente asistió Miguel Ángel Pérez, Tesorero del Colegio.

Los lectores de microchips serán utilizados por los agentes en cada una de las Unidades Biogeográficas de la provincia en labores de identificación de animales de compañía que se localizan después de estar perdidos o presuntamente abandonados en el medio natural, así como con caballos y otras especies de abasto.

También se emplearán para el control de perros o hurones utilizados en diferentes modalidades de actividades cinegéticas, así como para la identificación y control de diversas especies de aves de cetrería y otras especies protegidas de fauna silvestre que se encuentren identificadas electrónicamente.

Como ha señalado Cabello con esta medida «se dota de más medios técnicos a los miembros del cuerpo de Agentes de Medio Ambiente de la provincia en favor de una mayor eficacia y eficiencia en el control y protección de los animales». Este grupo de profesionales desempeña una doble labor técnica y de policía administrativa, custodiando el patrimonio natural andaluz. La provincia cuenta con 76 agentes que se distribuyen por la misma con una estructura territorial de cinco Unidades Biogeográficas.

Identificación electrónica de animales

La identificación electrónica de animales se realiza a través de un michochip llamado transponder, un elemento inerte de implantación generalmente subcutánea totalmente inocua. La implantación se realiza mediante un aplicador estéril que no requiere sedación del animal.

El transponder consta de unos elementos electrónicos que contienen una información en forma de código alfanumérico que permite identificar al animal. A la información almacenada en el microchip se accede mediante un lector como los que ha cedido el Colegio de Veterinarios.

La identificación y registro de perros, gatos y hurones es obligatoria en Andalucía desde que se publicó la Ley 11/2003, de 24 de noviembre, de Protección de los Animales. La implantación de microchips la realizan veterinarios autorizados, lo que permite disponer de censos fiables sobre los que se establezcan programas sanitarios preventivos o de urgencia ante enfermedades transmisibles tanto al hombre como a otros animales.

Gracias a esta implantación es posible la recuperación de animales perdidos o robados, y la depuración de responsabilidades de sus propietarios en caso por ejemplo de abandonos de los mismos.

La identificación electrónica se utiliza igualmente en el marco de diferentes programas de conservación de especies amenazadas, como el del lince ibérico, águila imperial o buitre negro, y se aplica a aquellos individuos de la fauna silvestre cedidos para proyectos de reintroducción, reforzamiento poblacional, cría en cautividad, educación ambiental o investigación. En las aves de cetrería también se utiliza frecuentemente este sistema de identificación.