Cuando los centros docentes andaluces conocieron este verano las medidas que exigía la Consejería de Educación para el inicio del curso, todos ellos se pusieron manos a la obra para adaptar sus instalaciones tanto al protocolo anticovid como a las distancias que debían guardar los alumnos en clase. Esto provocó un verdadero quebradero de cabeza, ya que prácticamente no hay dos edificios iguales, pero en el caso de la Escuela de Arte ‘Mateo Inurria’ las relaciones de buena vecindad con la parroquia de la Trinidad le ayudaron a solventar este inconveniente.

Cada alumno debe estar a 1,5 metros del más próximo y este requisito no es fácil de lograr para que todos permanezcan en la misma aula. El objetivo era evitar, en la medida de lo posible, las clases semipresenciales, que son aquellas a las que unos asisten físicamente y otros lo hacen en ‘streaming’ desde sus casas.
El director de la Escuela de Arte ‘Mateo Inurria’, Miguel Clementson, explica que en agosto hizo gestiones con el Ministerio de Defensa para que se le cediera algún espacio en el inmueble donde estuvo la Zona de Reclutamiento. El resultado fue negativo debido al estado del edificio.
El siguiente paso fue hablar con el párroco de la Trinidad, José Juan Jiménez Güeto. En la calle Lope de Hoces está el colegio Santísima Trinidad-II, que desde el traslado de los alumnos a las nuevas instalaciones sirve a la parroquia para determinadas labores auxiliares, como son las catequesis o la sede de Cáritas. El párroco «nos ha dado todo tipo de facilidades», como afirma Clementson, y ambas partes se pusieron manos a la obra.
«Trabajamos todo el verano y comprobamos que no contábamos con aulas, sobre todo para los grupos más numerosos de Bachillerato», comenta el director del centro, quien añade que con la ratio de 1,35 fijada se pudo habilitar a los dos grupos de segundo curso en el edificio principal de la Escuela y los dos grupos de primer curso, los más numerosos, son los que están en el antiguo Santísima Trinidad-II.
El resto de la actividad de la Escuela de Arte ‘Mateo Inurria’ se mantiene en el edificio principal. Sólo se han trasladado aulas en las que se imparte formación teórica, mientras que los talleres permanecen en sus espacios, donde los alumnos no sólo guardan las distancias, sino que también hay pantallas que delimitan los espacios de cada uno.
Aunque el acuerdo para la cesión gratuita durante el tiempo que sea necesario fue rápido de alcanzar, el uso efectivo del mismo no fue a la misma velocidad. Por una parte, la parroquia ha adelantado la renovación de la instalación eléctrica que tenía previsto acometer dentro de un tiempo y la Escuela de Arte ha adaptado las aulas con pantallas, proyectores y «un circuito interno de vídeo para el aula de desborde, para que los alumnos puedan ver el aula contigua en ‘streaming», explica el director.
Adaptación de la nueva escuela
Estas actuaciones se acometieron durante el primer trimestre del curso y tras las vacaciones de Navidad se iniciaron las clases de los alumnos de primero de Bachillerato en las nuevas aulas de un colegio que mantiene las actividades parroquiales que tenía hasta ahora, aunque adaptadas a los tiempos de la pandemia. El trabajo de Cáritas continúa, pero las catequesis han pasado a ser telemáticas.
Jiménez Güeto, por su parte, señala que «se ha hecho una cesión ante una necesidad, porque es un centro público que está dentro de la parroquia y la parroquia no hace acepciones». Añade que está «encantado de colaborar» con esta cesión gratuita de lo que necesitaba la ‘Mateo Inurria’ a sólo unos metros de su edificio principal.
Los trámites administrativos tampoco fueron fáciles. La Delegación de Educación debía autorizar esta operación y el inspector de referencia visitó las nuevas aulas y dio su conformidad. Ahora, gracias a la colaboración de la parroquia de la Trinidad, los alumnos de primero de Bachillerato de la Escuela de Arte ‘Mateo Inurria’ pueden proseguir sus clases de forma presencial.