Un puente de agosto, hace 100 años, entre festivo y bélico


El día de la Asunción se celebró una corrida en el coso de los Tejares a beneficio de los soldados de África

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Calle Cardenal Herrero. /Foto: Garzón

En 1921 también hubo puente de la Virgen de Agosto, con la diferencia de que fue el día 15 el que cayó en lunes. Que nadie imagine que en aquellos días hubo una diáspora de la ciudad, huyendo hacia Fuengirola o hacia la parcela, porque en aquel entonces eran muy pocos los cordobeses que se podían permitir el lujo de tener unas vacaciones como las entendemos en la actualidad.

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Paseo del Gran Capitán. /Foto: LVC

La ciudad, por tanto, bullía de animación en los días festivos y eran numerosas las actividades de todo tipo que se organizaban para entretener a una población que no sabía lo que era pasar un mes de agosto fuera de casa.

En la actualidad, el puente de la Virgen de la Asunción sólo tiene en Córdoba programada la procesión de la Virgen de Acá por San Basilio y la verbena que ha recuperado la Federación de Peñas en el Triunfo de la Puerta del Puente. Nada más.

Ambiente en las calles

Hace un siglo, en estos días del ecuador de agosto había oferta donde elegir y según las crónicas de la época no faltaba la animación en ninguna de ellas, fuese del carácter que fuese. A quien no le atrajese ninguno de estos actos festivos y religiosos como motivo de la Asunción, podía darse al sano deporte de pasear por la Ribera, por la Victoria o por Gran Capitán, que eran los lugares de moda de la época. Las neverías, precursoras de las heladerías actuales, refrescaban el paladar de los cordobeses de 1921 con una oferta de helados que se limitaba al eterno mantecado o a los de vainilla y chocolate. Poco más. Las granizadas de almendra y de limón también causaban furor.

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Tropas españolas en Annual. /Foto: LVC

Las fiestas del 15 de agosto en Córdoba hace un siglo estuvieron lamentablemente marcadas a sangre por la guerra de África. Se había consumado la matanza de Annual y el conflicto aún no estaba resuelto del todo. Córdoba vivía en primera línea esta guerra, ya que por la ciudad pasaban las tropas camino del continente meridional y a ella llegaban en tren los heridos de forma incesante.

Aquel 15 de agosto pasó por la estación un tren con el Regimiento de Lanceros de Farnesio, con sus correspondientes mandos, soldados y más de un centenar de caballos con destino a las tierras del Rif.

Los cultos del 15 de agosto

A la misma hora que este tren militar llegaba a Córdoba, se celebraba en el altar mayor de la Catedral una solemne función en honor de la Asunción de la Virgen, por ser ésta la dedicación del templo, y que contó con una homilía a cargo del canónigo magistral, Juan Eusebio Seco de Herrera. En el convento de la Encarnación también festejaron la solemnidad del día, así como en San Agustín y en San Basilio, donde por la tarde, a las 19:00, salió la procesión por las calles del barrio.

Los batidores a caballo de la Guardia Municipal abrían un cortejo del que formaban parte los niños de todas las escuelas del barrio así como numerosos fieles con velas. La Virgen del Tránsito iba a acompañada por una presidencia religiosa y otra civil, con varios concejales del Ayuntamiento. Por último, el imprescindible acompañamiento de la Banda Municipal. Tras la procesión, se animó la verbena del barrio, con iluminación de gas y puestos de juguetes para los más pequeños y de higos chumbos para los mayores.

La verbena del Triunfo

La verbena de mayor importancia de estas fechas era la que organizaban los vecinos y comerciantes del entorno de la Catedral en honor de la Virgen de los Faroles cada 15 de agosto, cuyo altar se enriquecía con macetas y con una iluminación extraordinaria que combinaba la cera, el gas y la electricidad.

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Triunfo de San Rafael. /Foto: LVC

En ambiente se repartía por la calle Cardenal Herrero, Torrijos y la Puerte del Puente, donde bajo el Triunfo se instalaba la denominada ‘kermesse’ para entretenimiento de grandes y pequeños, con la animación musical de la Banda Municipal así como de grupos de bandurrias y guitarras. Puestos de bebidas, una tómbola y una cucaña completaban la animación.

Además, por si fuera poco, aquel 15 de agosto de hace un siglo también contó con una corrida de toros en el coso de los Tejares. El festejo fue a beneficio de los soldados de África y, todo hay que decirlo, los cordobeses no respondieron. El sol estuvo vacío y la sombra tuvo una entrada muy floja para un cartel con toros de Francisco Molina para Silveti, Serranito y Facultades.