Cuando la Feria de la Salud ‘descubrió’ Vistalegre


La construcción del Puente de San Rafael y la avenida del Conde de Vallellano supusieron una expansión urbanística

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Portada de la Feria de la Salud de 1952. /Foto: LVC
Feria de la Salud en el paseo de la Victoria. /Foto: LVC

Fue en 1956 y la Feria de la Salud no quería quedarse atrás de los vertiginosos cambios que se estaban produciendo en Córdoba en esa década. La ciudad se estaba actualizando a un ritmo acelerado sin perder su esencia y lo mismo se modernizaba el abastecimiento de agua potable para que no hubiera más restricciones que se creaban enclaves como la calleja de la Hoguera, por ejemplo.

El alcalde de esos años, Antonio Cruz-Conde, no dejaba pasar la más mínima oportunidad que supusiera mejorar la ciudad. De este modo, atendiendo las quejas de que los jardines de la Victoria se habían quedado pequeños para la Feria de la Salud decidió buscar una solución.

La expansión de la ciudad

Tres años antes habían cambiado considerablemente los límites de la ciudad por su flanco suroccidental. La inauguración del Puente de San Rafael en 1953 -el primer puente que se construía en la ciudad desde los tiempos de los romanos- supuso una oportunidad urbanística para lo que hoy conocemos como el Sector Sur y la avenida del Conde de Vallellano, que se beneficiaron de la construcción del que por muchos años se conoció como el puente nuevo.

Este entorno de Vallellano vería la construcción de la Huerta del Rey en las inmediaciones de la avenida Doctor Fleming, llegaría también el Córdoba Palace y aquel descampado interminable junto al descansadero de una vía pecuaria que era Vistalegre. Tan alegre, que al fondo sólo se veía la parilla y los cipreses del cementerio de la Salud.

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Portada de la Feria de la Salud de 1952. /Foto: LVC

Sobre los terrenos públicos de este descansadero brotarían luego edificios oficiales como los Juzgados, los Ministerios, el Gobierno Civil y el ‘vagón’, que se ahorraron la adquisición del suelo. Mientras todo esto se urbanizaba, Cruz-Conde pensó en darle una utilidad para la Feria de la Salud y así descongestionar los jardines de la Victoria.

La decisión del Ayuntamiento fue trasladar las atracciones o los ‘cacharritos’, como prefieran. En los llanos de Vistalegre había espacio de sobra. Barquillas, tiovivos, voladeras, norias, circos -ese año hubo tres-, y demás barracas, tómbolas y puestos de venta de lo más variado estrenaron una nueva ubicación que venía a ser una prolongación de lo ya conocido en la Victoria.

El anuncio del nuevo recinto hizo que ese año acudieran más feriantes a la Feria de la Salud y ocuparan por completo toda la superficie puesta a su disposición por el Ayuntamiento. Además, los cordobeses respondieron de forma entusiasta a esta novedad y contribuyeron de forma decisiva a su éxito.

Más alumbrado para la Feria

Esta ampliación de la Feria requirió también extender el alumbrado extraordinario a esta zona de la ciudad. Y había que hacerlo a lo grande, aunque los recursos municipales no estuvieran a la altura. La solución encontrada pasaba por quitar la iluminación de Feria de otras zonas de la ciudad para engalanar el entorno de Vallellano.

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Fuente en el paseo de la Victoria, con los pabellones militares al fondo. /Foto: LVC

Se suprimió el alumbrado de Gran Capitán, de lo que ahora es Ronda de los Tejares y de la vía de servicio del Paseo de la Victoria. Las crónicas cuentan que esta operación no se notó mucho, ya que acababa de ser renovado el alumbrado ordinario del centro de la ciudad y ese cambio ya valía la pena en sí. Además, al inicio de la Victoria se puso en ese tiempo una gran fuente luminosa, que era conocida entre los cordobeses como «la tarta regá».

Una de las consecuencias que tuvo trasladar las atracciones a Vistalegre, fue que la Feria del Ganado se tuvo que mudar, y lo hizo a la otra orilla, a unos terrenos libres que estaban junto al Puente de San Rafael.