La iglesia del Juramento de San Rafael ya custodia las reliquias de los mártires cordobeses del siglo XX. El anuncio se produce durante la celebración presidida por el obispo y las mismas han sido gestionadas por parte del rector del templo y consiliario de la hermandad, Fernando Cruz-Conde. En la homilía, el prelado ha señalado que el Arcángel y Córdoba están unidos desde hace siglos y «no vamos a perder a San Rafael, ahora que lo necesitamos más que nunca».
La celebración de San Rafael, de la que Córdoba goza el privilegio de mantener como fiesta local, ha tenido en la mañana de este lunes su momento central con la celebración de la misa presidida por el obispo. En la homilía, el prelado ha puesto de relieve diversos aspectos propios de la idiosincrasia de la ciudad con respecto a su Custodio. De hecho, Demetrio Fernández ha expresado en un tono distendido que al «encontrarse con un Rafael, la pregunta es inevitable ¿No serás de Córdoba». No obstante, ello no ha sido óbice para que su intervención ha tenido una gran profundidad. Por ello, ha manifestado que «nos sentimos contentos de que San Rafael custodie y proteja a la ciudad de Córdoba». Asimismo, ha recordado que, el Arcángel y Córdoba están unidos desde hace siglos y «no vamos a perderlo, ahora que lo necesitamos más que nunca». Afirmaciones que le han llevado a asegurar que «hay posturas que quieren eliminar a Dios y a la religión del mapa», al hilo de lo que ha subrayado que «nosotros seguimos creyendo en Dios y sabemos que el Arcángel San Rafael nos protege a todos, creyentes o no».
En una iglesia repleta de fieles y con numerosa representación institucional, como el subdelegado del gobierno en Córdoba, Juan José Primo; El concejal socialista Enrique Pino y diversos miembros del grupo municipal del PP, como José Antonio Nieto, Carmen Sousa, Salvador Fuentes, Luis Martín y Amelia Caracuel, entre otros; el jefe de la Policía Local, de la que San Rafael es patrón y su sede se halla en la avenida de los Custodios; varios representantes de la Agrupación y hermandades; el obispo ha finalizado rogando «San Rafael, no abandones a esta ciudad».
