El testimonio que hizo llorar al obispo


El obispo valora el desarrollo de la Semana Santa, en una entrevista concedida a Catedral TV, antes del paso por el templo mayor de la procesión del Señor Resucitado

El obispo valorado la Semana Santa de 2017, ante las cámaras de Catedral TV en la mañana de este Domingo de Resurrección. Para el prelado, la misma ha resultado «altamente positiva» y ha puesto el valor de todos los agentes implicados para que la carrera oficial se haya desarrollado en la Catedral. Asimismo, ha desvelado testimonios que, durante estos días, le han impactado más allá del ámbito de las hermandades. Sobre los mismos considera que son perfectamente extrapolables a las cofradías, como uno «que me hizo llorar». Así lo ha confesado, requerido por la iniciativa de diversas corporaciones de colocar en un cirio el escudo de Ayuda a la Iglesia Necesitada, que incluía una oración por los cristianos perseguidos en todo el mundo.

El obispo, junto a los presentadores de la televisión del Cabildo./Foto: Jesús Caparrós
El obispo, junto a los presentadores de la televisión del Cabildo./Foto: Jesús Caparrós

El prelado ha comenzado la entrevista que le han realizado Francisco Pérez, Manuel Martínez y Joaquín de Velasco, felicitando a todos, ya que «es un día gozoso para todos». Y se ha congratulado de la labor realizada por los cofrades para traer a las hermandades a la Catedral. «Cuando en noviembre se decidió era mi deseo, pero quise que fueran las cofradías las que realizaran la tarea que les es propia», ha explicado. Otro aspecto que ha destacado el obispo es la unidad que «es muy necesaria para las cofradías. Creo que este mensaje es muy importante para una sociedad como la nuestra, que está fracturada. Por ello, ese testimonio de las hermandades viniendo a la Catedral queda como un hermoso poso para todos los cordobeses».
«Los cristianos que son perseguidos en tantos lugares de la tierra son nuestra fortaleza en el siglo XXI», ha respondido al analizar la iniciativa llevada a cabo por la Agrupación de Cofradías y Ayuda a la Iglesia Necesitada. «Me refiero a los propios cristianos, ellos nos están diciendo vale la pena entregar la vida por Nuestro Señor», ha proseguido Demetrio Fernández. Así, ha cofesado que «el otro día vi un testimonio que me hizo llorar, cuando una mujer con su hijo en brazos que lloraba por su marido, para ella era mayor el gozo de ver que su esposo era un mártir. Es un gran testimonio». El mismo, la sensibilidad que transmite «es muy importante alimentarla entre los cofrades. Por eso me parece un signo bonito haber puesto esa vela por los cristianos perseguidos en las candelerías».
Requerido acerca del desarrollo de la Semana Santa, el obispo ha manifestado que «mi primera valoración es altamente positiva. De hecho, ha desvelado que «hay una panorámica desde el fondo de la Catedral con la puerta abierta que me ha impresionado», en referencia a la Puerta de las Cofradías de la que ha asegurado suscribir esta denominación popular con que ya se la nombra. «Sigamos por este camino porque es una expresión de comunión eclesial» ha animado el prelado. Así ha afirmado que «las imágenes en televisión son preciosas, me han llegado comentarios muy hermosos desde distintos lugares, muy alejados de Córdoba, alabando esta Semana Santa».
Finalmente, en referencia a la apertura de la segunda puerta el obispo ha subrayado que «nuestra intención es sincera. La iglesia es un lugar abierto donde no se pide carnet para entrar. Acoge a todos sus hijos. Por eso, la nueva puerta debe transmitir ese mensaje». De tal modo que ha dado «las gracias al Cabildo, a las cofradías y también a las autoridades que han dado todos los permisos». Y ha subrayado que «era algo legítimo». Ello para concluir que «la Semana Santa es una catequesis nueva para adultos y niños. Por eso, esa piedad popular hay que fomentarla». Y ha recordado la labor que realizó en este sentido San Juan Pablo II. «Recuerdo que, ante la Santina de Covadonga estuvo arrodillado 20 minutos de reloj», ha ejemplificado para resaltar también la tarea llevada a cabo por Benedicto XVI y el Papa Francisco, quien nombró a esta fe sencilla, «mística popular».