El máximo responsable de la hermandad del Resucitado, Francisco Ruiz Abril, ha mostrado su profundo malestar con los responsables de limpieza municipales. Según explica, estos han obligado a la corporación a colocar los aseos de la cruz de mayo, justo debajo de donde se halla el retablo cerámico del titular de la corporación, cuando desde la cofradía se había propuesto otro emplazamiento, «totalmente viable, como era a la vuelta de la esquina donde no molesta». Por ello, Ruiz Abril señala que se trata de una imposición que carece de argumentos lógicos y que supone «una falta de respeto a la hermandad».
El hermano mayor de la corporación de Santa Marina ha insistido en que, tanto «en la plaza como en sus alrededores, hay espacios suficientes para colocar los servicios». Mientras que estima que no es normal «que nos obliguen a colocar un sitio para que la gente defeque, debajo de la representación de una imagen sagrada». Así, Ruiz Abril considera que «parece como si tuvieran ganas de meter el dedo en la herida». Y pone un ejemplo elocuente: «es equiparable a que yo pusiese una Inmaculada Concepción en la fachada de la sede de Ganemos». En consecuencia, el máximo responsable de la hermandad subraya que «yo no haría algo así porque respeto las ideologías de los demás y solo pedimos que se nos trate igual».
Otro de los aspectos sobre los que incide es en el gran trabajo realizado por la cofradía. «No se puede decir que hemos hecho un montaje para aliviarnos y sacar dinero». Afirmación que argumenta en el despliegue que el Resucitado ha dispuesto en su cruz de mayo para conmemorar el centenario del nacimiento de Manolete. «Quien nos visite puede comprobar que hay un sinfín de detalles que recuerdan a esta gran figura del toreo». Motivo por el que sostiene que «hemos realizado una gran inversión económica y humana, poniendo todo nuestro trabajo y esfuerzo para que, ahora, nos coloquen los aseos debajo del Señor y lo echen por tierra».
Finalmente, Ruiz Abril se queja de que no se use la misma vara de medir con las «personas que ayer paseaban con sus bolsas para hacer botellón y que a nosotros, a partir de las 12 de la noche ya se nos esté pidiendo que bajemos un poco la música». De hecho, el el hermano mayor recuerda que la cruz lleva en la plaza Conde de Priego cuatro décadas y que mantienen una «mágnifica» relación con los vecinos, que se vuelcan con su cofradía y nunca se han quejado de la música.