La procesión del Corpus Christi que tendrá lugar este domingo 18 de junio contará con varios detalles de un significado muy especial. Las siete décadas de la familia de capataces Sáez, guiando el paso de la Custodia; la incorporación de la hermandad de la Paz, montando uno de los diez altares que festejarán el paso del Santísimo; y el mensaje profundo de la festividad marcan la celebración.
70 años de compromiso
La procesión del Corpus Christi, con la imponente Custodia de Arfe, que tendrá lugar este domingo, traerá consigo una conmemoración muy especial. Se trata de los 70 años de vinculación de la familia de capataces Sáez comandando el paso que porta a Su Divina Majestad. Siete décadas que han dejado anécdotas, diferentes recorridos y casi un centenar de salidas. Un espacio de tiempo en el que, hasta hace sólo unos años, se podía disfrutar del relevo generacional que Rafael Sáez entregaba a su nieto David S. Pinto Sáez. Aquella inolvidable estampa se retrotraía a una historia que comenzó, curiosamente, con un Sáez que no era capataz, Juan.
Durante estos 70 años, y cerca de 100 salidas (a las salidas del Jueves de Corpus y Domingo de Corpus desde 1996 hay que añadir las salidas organizadas durante la Octava del Corpus y algunas otras extraordinarias como aniversarios de Adoración Nocturna, etc.), la familia Sáez ha acompañado al Santísimo Sacramento por recorridos que han llevado a la Custodia por calles como Feria, Alfonso XIII, Deanes, Ronda de Isasa o Manríquez y habiéndose detenido para la bendición del pueblo en altares levantados en Capitulares, Tendillas o Plaza del Potro. Han acompañado a la Custodia tanto en horario matutino como vespertino, en Jueves y en Domingo, pudiéndose contar con los dedos de una mano las veces que la procesión no ha podido celebrarse por lluvia; la última vez durante la mañana del domingo de Corpus de 2008.
El altar de la Paz
La calle Torrijos, frente a Deanes, será el enclave que el domingo 18 de junio acoja el altar que montará la hermandad de la Paz para hermosear una de las festividades centrales del catolicismo. La corporación de Capuchinos se suma así a la nómina de cofradías que participan en este apartado de la celebración del Corpus. Ello incardinado en el compromiso de la institución penitencial por potenciar los aspectos inherentes a la misma.
La salida de la imponente Custodia de Arfe, portando a Jesús Sacramentado mantendrá idéntico recorrido al realizado durante los últimos años. Así, el amplio cortejo saldrá del templo mayor de la diócesis para encaminarse por Cardenal Herrero y, desde ahí tomar Magistral González Francés. Un enclave desde el que se dirigirá hacia Corregidor Luis de la Cerda, para transitar por la calle Cardenal González, desde donde llegará hasta la Cruz del Rastro. En ese punto, el paso que guía David S. Pinto Sáez avanzará por Ronda de Isasa, a cuyo término cruzará por el Arco del Triunfo. En dicho espacio se llevará a cabo el acto de adoración al Santísimo. Así, una vez concluya el piadoso ejercicio, el itinerario alcanzará su parte final. Las calles Torrijos y Cardenal Herrero guiarán al Santísimo hacia la Puerta del Perdón, desde donde se adentrará en las naves catedralicias.
La parte final del itinerario será, por tanto, la que vea el discurrir de Su Divina Majestad frente al altar que dispondrá la hermandad de Capuchinos y que, a buen seguro, se caracterizará por un cuidado montaje, tal y como ha quedado reflejado en los últimos altares de cultos de sus titulares. Una muestra más del compromiso de las cofradías con esta celebración, en la que las restantes participan engrosando el cortejo que acompaña a la Custodia por el entorno del templo mayor de la diócesis.
Significado de la festividad
“La fiesta del Corpus lleva en procesión al Rey de los reyes, Dios mismo en persona hecho hombre y eucaristía por nosotros”, señalaba el obispo. Éste recordaba que la adoración eucarística ha crecido notablemente en nuestros días. Por ello, Demetrio Fernández animaba a “estar ratos largos con Jesús en la Eucaristía. Y tenemos que fomentarlo mucho más”. Asimismo, subrayaba que la eucaristía es un “sacrifico incruento”, por medio del que la vida “adquiere nuevo valor cuando es ofrecida con Jesucristo”. “La comunión tiene su fuente permanente en la eucaristía”. El prelado no duda en explicar que “es en este sacramento donde se fragua el amor cristiano, que se desborda en la caridad hacia los hermanos”. En consecuencia, “comulgar con Cristo nos lleva a comulgar con los hermanos, nos lleva a entregar nuestra vida en favor de los demás, como ha hecho Jesucristo”.
La caridad hacia los hermanos conducía al prelado a la parte final de su mensaje, que encuentra en el Día de Cáritas “una llamada y una provocación al ejercicio del amor fraterno”. Demetrio Fernández ponía el acento en “cuántas horas de voluntariado, gratuitamente, por parte de tantas personas en el servicio a los demás: enfermos, pobres, transeúntes y sin techo, inmigrantes, mujeres maltratadas, niños explotados, ancianos solos”. Por lo que no dudaba en mostrar su gratitud “a todos los que desde Cáritas hacen el bien a los demás”.