Réquiem, Eucaristía, Señor de Sevilla, Y fue azotado, Jerusalén, Coronación, Ave María y Bendita palabra… ¡Coronación! Estas fueron las marchas que, el pasado sábado, interpretaba la banda de cornetas y tambores de la Coronación de Espinas en la iglesia de San Agustín. Ante el imponente grupo escultórico que gubiara Juan de Mesa, una de las composiciones de las que disfrutaron los asistentes fue Señor de Sevilla. Se trata na marcha compuesta por Jorge Martín Puerto -hace casi tres décadas, en 1990- y dedicada a la Jesús del Gran Poder, el Nazareno paradigmático y universal del imaginero cordobés.
Otra de las composiciones de las que se disfrutó fue del Ave María de Giulio Caccini. Se trata de la adaptación de una pieza con una historia singular. Y es que la obra no pertenece a Caccini, sino que fue compuesta por Vladimir Vavilov, un guitarrista y compositor ruso que tenía la curiosa costumbre de atribuir sus creaciones a otros artistas. En el caso de su Ave María, Vavilov lo editó y registró como una pieza anónima, y se desconocen los motivos por los que la obra ha sido atribuida a Caccini. Vavilov murió sumido en la pobreza, sin conocer el éxito que tendría su arte años después.