Monseñor Demetrio Fernández. «La fiesta de la epifanía no se reduce a un solo acontecimiento»


En su carta semanal, el obispo de Córdoba nos exhorta a profundizar en la fiesta del 6 de enero

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Monseñor Demetrio Fernández./Foto: Irene Lucena

El obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, invita a la feligresía en su carta semanal titulada «Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco»  a  no quedarse «en el envoltorio, si sólo atendemos a los regalos materiales, que esta fiesta trae consigo. La liturgia de epifanía es de un contenido profundo, que hemos de profundizar al celebrarla. La fiesta de la epifanía no se reduce a un solo acontecimiento. Está integrada por aquellos momentos en que Jesucristo se da a conocer y es reconocido».

Así, el prelado se refiere a tres momentos en los que Jesucristo se revela como ‘descubrimiento’ o ‘epifanía’ para los hombres: la visita  de los Magos de Oriente, la bodas de Caná y el bautismo del Jordán. Monseñor Demetrio Fernández cita estos acontecimientos para abundar en su lectura. Los Magos se postran ante Jesús  y lo adoran  «porque cuando uno descubre la verdad y la descubre en Dios, en Jesucristo, su ser entero se rinde y se postra en adoración. Qué alegría experimenta el corazón humano cuando se encuentra con la verdad, cuando se encuentra con Dios». 

El sentido de los regalos 

Los Magos ofrecen regalos al Niño. «Si de Dios viene el don de la fe y de su gracia, el hombre se postra en adoración y le hace entrega de lo que tiene, de lo que es. El regalo es una manera de corresponder al amor recibido gratuitamente», apunta el obispo, que pide «no quedarnos en el envoltorio» aunque celebra así mismo esta fiesta: «Quién no ha pedido algo a los Reyes. Y, si no lo ha pedido, a quién le molesta que los Reyes le traigan algún detalle, y más todavía si nos traen aquello que deseábamos y no nos atrevíamos a pedir. Todo esto es bueno, y no hay por qué eliminarlo. Bendita fiesta de los Reyes Magos que a todos nos llena de ilusión, desde los más pequeños hasta los más mayores».

El obispo de Córdoba finaliza su carta pidiendo «que  Dios reparta a todos la alegría en la epifanía de Jesucristo, en la manifestación del Señor».