Se puede salir desde un barrio de la periferia. Y se puede hacer hacia una carretera y cruzar un paso elevado, hasta llegar a la zona donde están las calles, las viviendas y donde se realiza la vida cotidiana. Todo esto pueden parecer inconvenientes, pero cuando la ilusión y las ganas se conjugan, una agrupación parroquial, que está en camino de convertirse en prohermandad, puede obrar el milagro.
Eso es lo que hace cada Sábado de Pasión La Sangre de El Higuerón. Es una corporación humilde, pero su tesón es envidiable y debe ser el espejo en que se miren los cofrades, porque las cofradías son -o deben ser- eso, un ejemplo de valores. Y en El Higuerón se vio eso este Sábado de Pasión.
Como también se observó en el Parque Figueroa. Otro barrio cordobés que queda lejos del centro de la ciudad, pero donde su cofradía -la de las Lágrimas– suple lo que falta con esfuerzo y con la determinación de ir poco a poco, como si de la estrechez de una calle para un paso se tratara, pero con el objetivo claro, sin plazos. Y así quedó de manifiesto en la procesión de este Sábado de Pasión, donde la banda de cornetas y tambores de la Salud elevó sus notas al cielo del Figueroa, para honrar al Cristo de las Lágrimas.
Tampoco es sencillo el asunto para los hermanos del Traslado al Sepulcro, que persiguen hacer parroquia de su prohermandad en la Consolación y lo muestran en cada detalle, como en la procesión de este Sábado de Pasión, donde la sobriedad se respira y no preocupa la cantidad, sino la calidad. Como la de su capataz, Ángel Carrero, al que veremos los próximos días al frente de los pasos de la Caridad y la Expiración.
El camino a veces se hace largo, pero merece la pena. Algo así deben pensar los cofrades de La O. Más de dos décadas les costó llegar a ser prohermandad y no pocos quebraderos de cabeza poder salir del centro cívico. Pero su perseverancia está dando unos frutos envidiables y merecidos, como quedó en evidencia en su procesión por las calles del barrio de Fátima.
Y el Sábado de Pasión, las ganas y la ilusión tuvieron el broche en las calles del barrio de Cañero. Allí, la hermandad de la Presentación al Pueblo procesionó con la nueva imagen de Pilato en un misterio que estuvo exquisitamente acompañado por la agrupación musical de la Redención y que dio paso a lo que tanto se ha esperado durante los dos últimos años, una Semana Santa con procesiones.