
Si este año estrena la hermandad del Prendimiento la culminación de la talla de su primer paso, ya en 1954, hace casi 70 años, se culminaba el tallado del primero, y que también salió a la calle sin dorar ni policromar. Aquel primer paso de este hermandad salesiana salió de las gubias de Rafael Valverde Toscano, autor entre otros de los pasos de Jesús Caído y del Jesús de la Pasión, que afortunadamente aún se conservan.
La prensa de la época lo calificó como un paso “entre barroco y plateresco” con unas dimensiones que lo hacían el más grande de la Semana Santa de Córdoba, capaz de albergar las diversas figuras que acompañaron al titular, obras todas de Antonio Castillo Ariza, y que en esta primera salida lució una túnica de terciopelo “rojo cardenal”.
Es lógico que la primera salida de este paso llamara la atención por la espectacularidad de su composición, ya que la imagen de Cristo iba junto a Judas, un sayón y un centurión romano a caballo, que potenciaba la escenografía del momento representado.
Estreno de enseres
En esta primera salida del Prendimiento fueron un centenar los nazarenos que formaron parte del cortejo y entre los atributos destacaba una bandera blanca bordada en oro y sedas, así como dos faroles de acompañamiento de la cruz de guía realizados por Manuel del Pozo.
Cuatro años más tarde se incorporaría a la hermandad la Virgen de la Piedad tras su bendición en marzo de 1958 en la iglesia de María Auxiliadora por el obispo fray Albino. Esta obra de Juan Martínez Cerrillo fue donada por Antonio Vargas del Pozo y señora, y llamó la atención su expresión, “entre dolorosa y dulce”.