Estas fueron las primeras palabras del nuevo párroco de San Juan Pablo II


David Aguilera: «Hará falta que todos hagamos parroquia y nos pongamos a evangelizar»

David Aguilera./Foto: Jesús san juan pablo
David Aguilera./Foto: Jesús
David Aguilera./Foto: Jesús

La iglesia de San Juan Pablo II era consagrada, este sábado, por el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández. En una ceremonia marcada por la solemnidad, al final de la misma tomó posesión el nuevo párroco, David Aguilera Malagón, quien fue nombrado en junio por el prelado.

En sus primeras palabras tras la toma de posesión, el que fuera vicario de la Campiña y párroco de San Mateo de Lucena quiso destacar las figuras de San Juan Pablo II y San Juan de Ávila (unas reliquias de este último están en el altar del nuevo templo) y aseguró que quiere “ser misionero como ellos”. 

Ello para “atender a este barrio, grande, a todas sus familias jóvenes, con eso que nos decía el señor, no tengáis miedo, remad mar adentro y que nos recordaba San Juan Pablo II. Y es que en estas cosas siempre se tiene un poco de miedo, empezar de cero, con tantas dudas, inseguridades… rema mar adentro, yo estoy contigo, aléjate un poco de la orilla, de esas seguridades que tenías, fíate de mí”. Y destacó que “nosotros a sembrar y a esperar a que crezca, pero es el Señor el que hace el milagro”.

Aguilera quiso dar las gracias al obispo y al Cabildo Catedral. “Y hoy, de manera especial, a mi familia que ha venido de Priego, a mi padre -con 90 años-, me acuerdo de mi madre que estará con Dios. A mi hermana, a mis sobrinos, a mis compañeros sacerdotes, a (la gente de) los pueblos por donde he pasado: Pedro Abad, Palma del Río y Lucena”, recalcó. 

Finalmente, el nuevo párroco de San Juan Pablo II pidió a los presente: “rezad por mí”. A la par que manifestó que “ya tenemos el templo, la casa, ahora falta la familia que sois todos vosotros. Hará falta que todos hagamos parroquia y nos pongamos a evangelizar, porque esa es una tarea no solamente del sacerdote, sino del pueblo de Dios”. Sus palabras fueron recibidas con un caluroso aplauso de las numerosas personas que llenaron la iglesia.