Rubiales se debe a los mercenarios como Oliver y no a los aficionados cordobesistas


Jesús León y Carlos González./Foto: LVC
Jesús León y Carlos González./Foto: LVC

La RFEF juega con la afición cordobesista generando zozobra con un recurso que terminará envainándoselo porque “poderoso caballero es Don Dinero “. 

La venta de la unidad productiva del Córdoba CF al fondo Infinity es irremediable y definitiva. Y es una solución legal y justa, mientras un juez no diga lo contrario, que no lo dirá.

El recurso de la RFEF no puede suspender la venta, aunque sí abre unas expectativas de proceso judicial proceloso que no tendrá ni demanda. Así, el juez de lo mercantil de Córdoba hará valer sus sólidos argumentos en materia concursal para dar continuidad al negocio del fútbol cordobés con aspiraciones de volver a la elite profesional.

Si en cualquier sector de actividad la Ley mercantil vigente en España permite que se pueda enajenar la unidad productiva en una situación concursal para garantizar la continuidad de la actividad (con sus puestos de trabajo, sus bienes de equipo, marca, proveedores habituales, contratos y concesiones administrativas,…) también en el fútbol, aunque para sus jefes con la boca chica les parezca inaceptable. 

Antes enseñará  sus vergüenzas la entidad de utilidad pública que debería velar por la afición al fútbol en España, demostrando que les importa más que puedan cobrar su pasta gansa  todas las sanguijuelas que succionan las arcas del fútbol español antes que llevar tranquilidad e ilusión a los abonados, aficionados, a los trabajadores deportivos y no deportivos del Córdoba CF. 

Rubiales, exempleado de Luis Oliver en el Jerez donde a buen seguro conoció las dudosas prácticas del dueño de Bitton en la gestión deportiva, entre ellas los famosos “9 puntos de Oliver” ,  permitirá con este recurso que los BittonSport, Vigueras,… puedan pellizcar alguna cantidad de sus dudosas deudas de los nuevos compradores. 

Incluso facilitará que algún gran despacho de la capital arañe suculentos honorarios de Carlos González, que paseará su pena por los rincones de Chistu contando con los millones dejados de ganar y los pufos judiciales que le perseguirán a el y a sus allegados. 

Pero  la decisión del juez abre también la liquidación definitiva de la mercantil Córdoba CCF, SAD.

En el procedimiento concursal se dirimirá la masa de créditos y deudas, y posteriormente se dilucidará en pieza de responsabilidad que culpas y obligaciones pecuniarias recaen en los últimos consejos de administración que han llevado a la quiebra de la sociedad.

Porque a todos nos debe quedar claro: al CCF SAD no lo mata ni el juez ni el administrador concursal Francisco Estepa sino los León, García Amado, Entrenas, Garrido y demás miembros del órgano de administración de la SAD que por su acción u omisión conforme a sus competencias sociales han abocado a la insolvencia y al sobreseimiento de pagos que a la postre ha terminado con la declaración concursal y liquidación por impagos de deudas vencidas en más de 11 millones de euros.

Es a ellos a quien deben mirar los acreedores en demanda de sus créditos impagados. Porque algunos de esos “consejeros” llegaron incluso a transferirse más de 21.000 euros en el mes de julio a cuenta de futuros servicios.  

Entre esas cantidades impagadas hay más de 800.000 € de deuda concursal, de un concurso que debería haberse cerrado y saldado cuando el ascenso a primera e incluso desde antes con la reclamación a Eccodocumatica de la obligación de asumirla a su costa según pacto suscrito en el contrato de compraventa con Grupo Prasa. Cantidad que ningún consejero ha reclamado a pesar de su conocimiento por los múltiples escritos dirigidos a la junta general, y al propio Consejo de administración por Minoritarios CCF.

Sera la oportunidad de que la administración concursal levante las alfombras y ponga al descubierto el latrocinio y sus responsables. 

Pero precisamente en esa liquidación puede estar el arma con la que los compradores puedan apaciguar a la LFP del mercenario Rubiales. Bastará que atiendan fuera del proceso concursal a alguno de los “privilegiados” del sistema. Porque como dice Oliver, en esos nauseabundos audios con su lugarteniente Zulategui y el último prestamista de León, para ganar la guerra solo hacen falta tres cosas: dinero, dinero y dinero.