Empresas, ¿libres de fe?


Nos dedicamos a escribir y escribir sobre los trabajos del futuro; se dice que no habrá profesiones como las conocemos hoy en día, que en las líneas de trabajo sólo estarán robots y que seremos innecesarios.

Estudiamos, con detenimiento, una generación que no ha venido sólo a trabajar, que prioriza derechos y deseos frente a obligaciones, contrariamente a como se lo planteó mi generación. Este relevo profesional sólo trabajará en nuestras empresas si les satisface aquel salario emocional que les motiva y les hace apostar por nuestros proyectos empresariales de futuro.

Es indiscutible que estamos frente a empresas que tienen superada la discriminación racial, donde los inmigrantes son bienvenidos, donde nadie niega que la inclusión empresarial sea cual sea tu orientación sexual o género está encaminada a un éxito rotundo de integración.

Pero, desgraciadamente, hay un aspecto que siempre ha estado alejado de nuestra labor profesional. Recuerdo que se decía que en las empresas hablar de futbol, política y religión eran grandes tabúes ¿Qué ha quedado de todo esto al día de hoy? Somos mas exigentes en nuestros trabajos, nos exigimos más ¿por dinero? ¿por reconocimiento? pero ¿cuántos de nosotros queremos santificarnos en nuestros puestos de trabajo? ¿Cuántos de nosotros necesitamos trabajar con el fin de dar ejemplo de fe? ¿Cuántos levantamos la mano y ofrecemos lo que somos, en lo que creemos?

Realmente vivimos en una sociedad donde se defiende a colectivos vulnerables pero donde la religión o la fe ¿sólo es respetada si no se tiene?. ¿Realmente es la sociedad o son las empresas españolas vulnerables a este hecho?

Llega la era de “no dejes tus creencias atrás cuando vas a trabajar” Este movimiento de fe en el trabajo que para los críticos no surge desde nuestras iglesias, sino que nace de nosotros mismos, ¿Ocurre? ¿Está presente?

Algunos católicos no nos conformamos con ser buenos cristianos los domingos y arrancar el lunes pensando en éxito. Es cierto que en nuestra sociedad la diversidad religiosa no es tan amplia y vivimos una época donde lo fácil es tener obligaciones religiosas cero. ¿Realmente es lo que queremos?

Para  pensar en la religión como principal componente de nuestra cultura, sólo hay que irse a la historia para verlo. El dar la bienvenida a la fe en las empresas puede proporcionar soluciones a problemas empresariales ¿juegan ante ciertas decisiones nuestras condiciones religiosas un papel importante? ¿De dónde nace parte de nuestra responsabilidad social? Algunos les dirán que de valores en los que se basa nuestra fe, otros de valores que todo ser humano bueno debe poseer.

Quizás este tema pueda causar a muchos miedo, ¡qué barbaridad pensar en escribir sobre este tema!.  Sin embargo, considero que la economía, nuestras empresas, somos nosotros y nosotros como personas somos mujeres u hombres, homo o hetero, blancos o negros, españoles o de otras partes del mundo y religiosos o ateos.

¿Por qué es un tabú en la sociedad española decir que soy católica, que profeso mi fe y que, día a día, me santifico con mi trabajo? Los valores que profesa una persona religiosa, las virtudes que vive, su implicación en las realidades humanas (el trabajo, en nuestro caso) y su manera de relacionarse con los demás no tienen por qué ser diferentes de los de un ateo o agnóstico.

Por otro lado, es cierto que algunos hablan de cómo la religión forma parte del ámbito privado y no tiene por qué ser comunicado de forma pública. Otros, consideran a la religión como un arma hostil frente al beneficio y a la actividad económica, algo contrario a las sociedades capitalistas. De igual forma podrían decirme que mi religión hace que no sea tolerante con otras personas de diferentes confesiones. Pero si salgo fuera de España, claro que voy a misa, ¿por qué no? Si tengo la oportunidad y me ayudan para encontrar un templo católico ¿por qué no? ¿por qué no voy a hablar de fe cristiana con un hermano judío o musulmán?.

Indiscutiblemente baso mi espiritualidad como parte de mi persona. Y cada vez es mas fácil encontrarnos con empresas dentro de la categoría religiosa. Por ejemplo, las botas Timberland que puedes haber comprado. Ellos dejaron su relación comercial con una fábrica china porque su dirección se crió en una educación judía y cuando se le planteo un problema de violación de derechos humanos, no se dejó llevar, rompiendo sus relaciones comerciales. Con Walmart, empresa líder en todo el mundo, como distribuidora alimentaria minorista, utiliza modelos principalmente cristianos de liderazgo que le ha ayudado a construir lo que es hoy en día. Realmente no es algo a callar sino todo lo contrario y unido a lo que supone en las empresas ser un grupo heterogéneo de personas ¿por qué no hablar de fe y no abandonarla de 9 a 6, en horario de trabajo?

Es cierto que ya tenemos bastante las empresas cómo para que se me ocurra a mi abrir otra brecha.  Pero esa brecha no somos los que creemos y damos testigo de nuestra fe los que la provocamos. Está en nuestra creencia la tolerancia y el respeto pero, hoy día, no quiero considerarme en una generación que no da un paso al frente y dice sí a mi fe, a mis creencias, porque son mi yo. Un yo que no debo abandonar en horario de trabajo.

¿Y ustedes? ¿dan un paso al frente?