Intramuros


Eso que nos hace también especiales y que parece que sólo descubrimos cuando viene alguna visita de fuera y tenemos que mostrarle los encantos de nuestra ciudad, ese secreto que lo es casi más para nosotros que para cualquiera, se guarda en el Casco Histórico.

Urbanismo, con Pedro García al frente, determina que ya hemos saturado el nivel razonable de viviendas con fines turísticos en la zona vieja de Córdoba. Y, no sé por qué, algo no termino de entender. Llevo muchos años oyendo lamentos y quejidos, muy nuestros por cierto, de lo mal que gestionamos/mimamos/explotamos nuestros recursos turísticos en esa increíble joya que tenemos intramuros. Y, si hablamos del otro lado del río, ni te cuento. Ya me gustaría saber cuántas ciudades del mundo que pretendan mirar “en serio” a su río, tienen una de sus orillas tan inhóspita como la nuestra. Es una asignatura pendiente. Recuerdo que casi, casi se le mete mano justo antes de la crisis. Pero reventó aquella burbuja y, con ella, las ideas y proyectos que habían para ese otro lado, donde iba hasta un campo de golf. Y ya, claro, ni campo, ni golf ni nada de nada. Sólo queda de ese proyecto la pica en Flandes que vino a clavar Bodegas Campos, con unas instalaciones excelentes, dicho sea de paso, en Torre de la Barca.

En fin, hasta hace dos minutos juraría que el mayor problema de nuestro turista es que “no hacía noche” en Córdoba. Entonces, ¿a qué viene la medida? ¿Ya tenemos saturación? Creo que ha entrado un miedo injustificado, viendo señales de humo que vienen de otras grandes plazas, donde sí que se ha reventado no sólo el sector turístico, sino que se ha llevado por delante el de alquiler residencial. Creo, sinceramente, que esto no es Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, y que se ha optado por una salida muy precipitada sin que haya, todavía, motivo para ello.

Hay que saber interpretar el cambio que se ha producido en las dos últimas décadas en la zona. Primero fue una tímida Ribera, redescubierta por algunos empresarios hosteleros que, además, supieron darle un cierto toque de calidad a cada espacio que se recuperaba en el Casco Viejo. Luego, acudieron a la llamada particulares, que se volcaron en proyectos de adaptación y reforma de edificios literalmente en ruinas, y que aportan un valor añadido innegable al escenario más añejo de nuestra ciudad.

No podemos empeñarnos en que la gente vuelva a vivir en una zona que se le ha quedado pequeña y corta en cuestión de servicios a nivel residencial. Tenemos la suerte de contar con mucho suelo para expandir la ciudad por los cuatro costados y, de hecho, no para de crecer la oferta de obra nueva en los barrios más recién nacidos de Córdoba. Creo que quedan pocas dudas de lo que busca el perfil del residente de nueva vivienda, que prefiere quizás la comodidad de unas buenas comunicaciones a la tranquilidad de los barrios con solera. Ojo, que también hay comprador para ese producto, pero mucho menos.

No entiendo, entonces, qué pretende proteger el Consistorio con una medida como ésa, pues el impulso que estaba experimentando la zona antigua, a mi humilde entender, no iba por mal camino.

Echo de menos valentía para haber sabido gestionar con más acierto la oportunidad de buscar la excelencia de esa nueva forma de atender al turismo que también puede convivir con el cliente de hotel. Porque mis conclusiones apuntan a un exceso de celo y protección de ese otro gremio, al que quizás le ha entrado el nervio. A lo mejor, el crecimiento de la actividad de alojamientos turísticos no es más que un buen síntoma a tener en cuenta y a potenciar para sacarle más partido. Creo que, más que el portazo al modelo, se podría haber apostado por atraer muchas más visitas, intentando llenar unas instalaciones y otras, devanándonos los sesos para dar más contenido al calendario, fuera de los picos de afluencia tradicionales –léase Mayo, Semana Santa y Navidad-, y sacando pecho, de una vez por todas, de las cuatro impresionantes medallas que ya tenemos de Patrimonio Mundial. Por cierto, casi ná.

Nota:  El mismo día de publicación de este artículo, la propia Gerencia Municipal de Urbanismo ha dejado sin efecto la medida en cuestió