Crux fidelis inter omnes arbor una nobilis


El 3 de mayo, celebramos la Fiesta de la Cruz, en conmemoración del hallazgo de la Cruz de Cristo por Helena de Constantinopla.

Foto: Eva María Pavón

A propósito de la Fiesta de la Cruz el 3 de mayo

Cruz de mayo
Cruz de Mayo en 1925. /Foto: LVC

El hallazgo de la Vera Cruz de Cristo
Publius Aelius Hadrianus, Emperador de Roma, hijo adoptivo y sucesor de su tío Trajano, nacido en Itálica, miembro de la Dinastía Antonia y de familia aristocrática romana, pertenecientes al orden senatorial, afincada en Hispania en el año 206 antes de Cristo, levanta a su llegada a Jerusalén, en los baldíos terrenos del Monte de la Calavera, un templo en honor a la Diosa Venus.
Aquel lugar que fue santificado años atrás por el holocausto de un inocente, por el sacrificio del Hijo de Dios, volvió a convertirse en lugar pagano hasta la llegada de una mujer, Helena de Constantinopla.
Así ha llegado la historia hasta nuestros días, fundamentada por la Leyenda Dorada del Beato Jácopo da Varazze, hagiógrafo dominico italiano, que recopiló una gran cantidad de leyendas piadosas, que aparece en el año 1260.
Helena hace demoler el templo que el hispánico Adriano había erigido dos centurias atrás y levanta en el mismo lugar, uno de los tres templos que ordenaría construir en Tierra Santa:
El del Monte Calvario, de Getsemaní y del Santo Sepulcro, éste último enclavado en el lugar donde el tío abuelo de Cristo, José de Arimatea, diera sepultura a sus carnes llagadas e inertes.

La Cruz de Juárez en los años 60. / Foto: Archivo de Rafael Tejedor

La Cruz como símbolo cristiano
La Collis Palatium o el Monte Palatinus, se encuentra en la llamada Roma Quadrata.
Este Monte Palatino, se ubica en el núcleo de las míticas Siete Colinas de Roma, siendo uno de los lugares más pretéritos de la propia ciudad.
Se halla entre el Foro Romano y el Circo Máximo, a 40 metros por encima de estos.          En el Palatino, cuenta la historia, que se descubrió la que se considera la primitiva grafía conocida sobre la Cruz. Dicha representación pictórica posee una leyenda en griego que reza: Alexámenos sébete theón.
Lo que traducido al castellano significa: Alexámenos adorando a su Dios.
Los investigadores y estudiosos del tema, especulan con la posibilidad, que pueda datarse la citada obra entre los años 85 al 95 d.C. en tiempos del Emperador Domiciano.
Adentrados en el siglo IV, la Cruz se erige como distintivo y único símbolo para la representación de Cristo y su sacrificio para la salvación del hombre.
Atrás por tanto, quedarían relegados los primitivos símbolos de los primeros seguidores de Cristo, estos son: el pez, el ancla, la paloma y el pastor.
La Cruz es la seña de identidad de los cristianos, sin procedan de donde procedan y hablen la lengua que hablen.
La palabra Cruz procede del verbo latino cruciare, que significa crucificar o torturar.
El vocablo crucifijo, procede de la expresión latina crucifixum, participio del verbo del latín crucifigere, cuyo significado es fijar en la cruz.

procesión
Procesión de la Santa Cruz de la hermandad del Huerto./Foto: Redención

La Cruz como motivo de veneración
En la totalidad de los escritos apostólicos observamos el amor y la veneración a la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
Del culto externo, el signo de la Cruz pasa a la liturgia del día a día. La Cruz signada en la frente, en los labios y en el pecho, al partir del hogar, antes de dormir, ante los temores o en acción de gracias
Y guiados por esa Vera Cruz a las puertas de los Sagrarios, llegaremos a encontrarnos con la guardia y custodia de los mismos, la siempre Inmaculada Virgen María.
En cada Sagrario, en cada Capilla Sacramental, donde esté Jesús Sacramentado, hallaremos a María, hermosa Doncella de Nazaret, tocada de cielo y alba, Totta Pulcra.

Cruz de mayo de la hermandad de la Santa Faz./Foto: José A. Soler

Avatares por los que pasó la Cruz de Cristo
La historia de la Vera Cruz de Nuestro Señor, ha estado plagada de vicisitudes, desde su propio hallazgo, hasta su robo por el Rey Persa Cosroes II.
Quince años de guerra dieron como resultado la victoria del Emperador Bizantino Heraclio, quien el 14 de septiembre del año 628, devuelve en una ceremonia, la Cruz de Cristo a Jerusalén.
El propio Heraclio, se dispuso a acompañar al Santo Madero en la solemne procesión organizada ex profeso, por la ciudad de Jerusalén y tomarla ataviado con todo el boato de su cargo real y con los lujos propios de su rango.
Cuenta la historia que al intentar colocarse sobre el hombro el Santo Madero, el emperador quedó inmóvil.
San Zacarías, Patriarca de Jerusalén, le hizo ver a Heraclio que toda la pompa con la que se presentó junto a la Cruz estaba en contraposición de la sumisión y la aflicción, que Cristo derramaba al cargar con el Santo Madero.
Oído el comentario de Zacarías, Heraclio se deshizo de sus aderezos y ropajes hasta presentarse con unas sencillas vestiduras.
Fue entonces cuando pudo portar la Cruz, siendo seguido por una importante muchedumbre, depositando de nuevo la Cruz en el lugar donde otrora fue venerada.
Desde entonces, ese día quedó marcado en el calendario litúrgico como el de la Exaltación de la Vera Cruz.

Lignum crucis./Foto: Francisco Patilla

La Reliquias de la Vera Cruz
Del Santo Madero, se dice que medía 15 pies de alta y ocho de ancha y que estaba hecha en madera de ciprés.
El último abrazo que recibió Nuestro Señor en la tierra, se lo ofrecieron los nudos de la madera de un ciprés, como los que crecen en las orillas de las últimas moradas de quienes confían en la Resurrección por la Cruz.
A cerca de la Cruz, de la que tantas reliquias se han extraído durante siglos, Erasmo de Rotterdam decía en siglo XVI, que con tanta madera de tantas reliquias de la Cruz, podría llevarse a cabo la construcción de un barco.
No obstante, y contradiciendo la sorna del ínclito Erasmo, en nuestros días, el profesor Pier Luigi Baima Ballone, catedrático del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Turín, asevera que, si se verificara que la totalidad de los fragmentos de la Cruz que se custodian en la actualidad fuesen legítimamente auténticos, reuniéndolos todos no se obtendría con ellos ni tan siquiera la mitad del patibulum, el travesaño horizontal de la Cruz.
Los templarios fueron los primeros que se organizaron para custodiar las reliquias de la Cruz de Cristo.
Merced a estos religiosos del Temple, se erigieron las iglesias de esta orden que, en los caminos de las salidas de las ciudades y villas, bordeando las vías de las rutas más frecuentadas hacia el Oriente, acogían al peregrino o caminante, invitándoles a orar a la Cruz.                                                                                                                          Al monasterio dominico Liébana, traída por el Santo Toribio, Obispo de Astorga, llegó un trozo de la Cruz de Cristo, que aún se sigue adorando en esas tierras montañeras.

Vera Cruz./Foto: Luis A. Navarro

La huella de la Vera Cruz de Cristo en el mundo
La Cruz, como símbolo y como motivo de adoración por su significado, atravesó los mares y las culturas, y sobrevivió pese a los hombres y pese a los tiempos. Los franciscanos la llevaron a las Américas y de allí volvió con vida renovada, con nuevas devociones.
Aún se recuerda su huella indeleble en los nombres de poblaciones como Vera Cruz en São Paulo y Vera Cruz de Bahía ambas en Brasil, Vera Cruz en Indiana, Estados Unidos, Veracruz en Méjico, Santa Fe de Vera Cruz en Argentina y Vera Cruz, Cordillera en Bolivia.
Tras la independencia de América, en Santiago de Chile, se levantó un templo, en recuerdo de los lazos de unión que existieron entre las dos culturas, con el nombre de Iglesia de la Vera Cruz, a modo de homenaje a la introducción de la fe cristiana en el Nuevo Continente, la primera misa se oficiaría el Viernes Santo de 1857.
El propio Arzobispo de Santiago, Rafael de Valdivieso, organizó una procesión que partió desde la Merced hasta el templo, con el Crucificado de la Vera Cruz, regalo que hizo Rey Carlos I, poco después de fundarse la ciudad.
La Cruz, fue llevada por Hernán Cortés, hermano de la Cofradía de la Vera Cruz de Sevilla, en sus viajes y conquistas, como símbolo y devoción.
Varias de sus naos se llamaron Santísima Vera Cruz y bautizó una nueva ciudad en Méjico, con el nombre de Villa Rica de la Vera Cruz. En sus emblemas y heraldos siempre estuvo presente la Cruz.
Fueron los franciscanos los que divulgaron el nombre de la verdadera Cruz de Cristo y su veneración durante el siglo XV.
Erigían, allá donde ubicaban casa, cofradías de la Vera Cruz, promoviendo la disciplina, que llega como referencia desde el Concilio de Trento.

El montalbeño, fray Sebastián de Jesús Sillero, el Padre Pío español                      En el convento Casa Grande de San Francisco, profesó un fraile limosnero, natural de Montalbán, conocido por sus milagros diarios, del que recientemente, el periodista e investigador José María Zavala, ha publicado el libro “El Padre Pío español. La vida desconocida del monje de Montalbán”. El Venerable Siervo de Dios, fray Sebastián de Jesús, de quien hablamos, hacía unas pequeñas cruces de madera, para lo que usaba las ramas de un laurel que existía en el propio convento. Una vez bendecidas por él, las imponía y obraba los milagros, tal como lo hizo con su Majestad Carlos III, a quien vaticinó, contra todo pronóstico, que llegaría a reinar y a quien regaló una de esas pequeñas cruces, con la encomienda de que la llevara encima durante la travesía en barco que iba a realizar y que al verse en peligro durante la misma, la arrojase al mar.
Y así cuenta la historia que lo hizo Carlos III, al ver su nao envuelta en una tremenda tormenta y temiendo por su vida, hizo lo que su amigo franciscano le encomendó, arrojar la Cruz al mar, calmándose las aguas de inmediato y cesando la tempestad.
Fray Sebastián, fue muy devoto de la Vera Cruz y hermano de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz de Sevilla.
Murió en olor de santidad, sus restos mortales, se encuentran en lugar de privilegio de la Catedral de Sevilla, frente al Retablo Mayor y dentro del coro.
Aunque la causa de beatificación de este montalbeño devoto fiel del Señor Nazareno del Calvario “El Jesús de los Jesuses”, calló en el olvido como consecuencia del secuestro del Papá por los franceses, su causa permanece abierta.

Cruz de Mayo./Foto: LVC

Avatares de las reliquias de la Santa y Vera Cruz de Cristo
En la actualidad, lamentablemente, se han perdido muchas reliquias de la Vera Cruz encontrada por Santa Elena.
El fragmento que se trasladó a Constantinopla desapareció en una contienda bélica del siglo VIII al igual que el trozo que se quedó en Jerusalén, desapareció en 1187, como consecuencia de ser llevada a una batalla por los cruzados.
Santo Toribio de Astorga, viaja a Tierra Santa en el siglo V, trayendo consigo un importante fragmento del Santo Madero.
Dicha reliquia llega al monasterio dominico de Liébana de la mano del Santo Obispo tras haber pasado por Astorga y posteriormente ser trasladada junto con los restos mortales del santo a Liébana toda vez superada la invasión musulmana.
Según los investigadores, la reliquia del Lignum Crucis conservada en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana arroja las siguientes medidas:
635 mm miden el palo vertical, 393 el travesaño y 38 mm de diámetro.
Se dice de ella que por sus dimensiones es la reliquia más importante conservada de la cruz de Cristo, incluso más que la que conserva en San Pedro del Vaticano.
Analizada científicamente la reliquia, se demostró que ésta procede de la especie arbórea del Cupressus Sempervivens L. Es madera de ciprés. Se verifica asimismo, que dicha madera es excepcionalmente antigua, no dudándose de que ésta posea la longevidad que se le supone.

 

Las Cofradías de la Santísima Vera Cruz en España
Bajo la advocación de la Santísima Vera Cruz, se erigen las primeras corporaciones pasionistas en el siglo XV. A partir del siglo XIII, se expande por nuestro país la veneración a la Santa y Vera Cruz.
En nuestros días, perduran más de doscientas cincuenta hermandades y cofradías erigidas bajo el patrocinio de la Santísima Vera Cruz, repartidas por toda España.
Alguna de estas Cofradías, tales como la de Córdoba, Puente Genil, Valladolid, Murcia, Aguilar de la Frontera, Soria, León, Málaga, Salamanca, Jaén y Sevilla, custodian una reliquia del Santo Lignum Crucis, procesionando con las cofradías en la Estación de Penitencia en Semana Santa.
Concluimos argumentando, que la figura de San Francisco de Asís, “El Poverello”, fue fundamental para que la Iglesia venerase a Cristo como Todo Poderoso y como hombre que sufrió terriblemente, en el holocausto al que Él fue llevado con la crucifixión.

Hay en el aire un olor
a la sangre derramada
a las lágrimas lloradas
y a las palabras de amor,
que el sagrado leño exhala
en recuerdo del Señor.

Vera Cruz, única escala
para llegar hasta Dios.
Bendito seas Señor
por enviarnos la Luz.

Bendícenos con Tu amor,
derrámanos Tu salud.
Beso el lirio que es tu flor
y en la Señal de la Cruz
me uniré a tu Vera Cruz.