Las murgas de Juan Marín


Según las auditorías llevadas a cabo en estos dos años de gobierno de coalición nos salen un total de 28.443 trabajadores

Juan Marín / Foto: Jesús Caparrós

Ha dicho Juan Marín, vicepresidente de la Junta y consejero de Regeneración,  que echar a la gente de la administración paralela andaluza, o sea, la nuestra que pagamos los que no tuvimos carné, “cuesta mucho dinero”. ¿Por qué habría que echarla?, se preguntará usted mientras me mira o lee con ojos sindicalistas. Quizá porque entraron por la puerta de atrás, sin mérito, ni capacitación, ni publicidad, ni igualdad ni nada de eso que por otra parte tanto pregonan los rojos. Se les montó un chiringuito. Un observatorio, una agencia o un puesto de chófer en Canal Sur por la cara socialista y amiguista que ha prevalecido y cultivado desde hace casi 40 años en esta tierra.

Según las auditorías llevadas a cabo en estos dos años de gobierno de coalición nos salen un total de 28.443 trabajadores (en Montilla vive menos gente, para que se hagan una idea demográfica de los enchufados) que nos costaban -y no es un plural mayestático- unos 3.000 millones de euros. Hay que recordar que las auditorías fueron una condición innegociable de VOX para apoyar el pacto si no, no había tu tía. Al César lo que es del César y a don Santiago lo que es de Abascal. El problema viene cuando salen a la luz los números, los chóferes y los subalternos, los directivos, los sobresueldos, los 66 convenios colectivos diferentes, los colocados según la familia socialista a la que perteneciera – más que las 100.000 familias de Franco, por cierto- las agencias y las FAFFE de turno. ¿Le ponemos un lazo o les cantamos el Cumbayá?

“Los recolocamos” ha dicho Marín. Tienen derechos adquiridos, ha apostillado. Como los señores feudales, claro. Además de la pasta en indemnizaciones que puede suponer la movida. Marín quiere que esos trabajadores “estén contentos” para que así nos sirvan mejor a los andaluces. Y tres con las que saques.

En las ‘Murgas de Emilio El Moro’ Carlos Cano cantaba aquello de ¡Colócanos! ¡Colócanos! ¡Ay por tu madre colócanos!”. Juan Marín, el recolocador,  es ahora nuestro Carlos Cano.

Bueno, en realidad ahora todos son blasinfantistas en el gobierno de coalición. Así se empieza, con Blas Infante,  y se acaba metiendo a tu primo reubicado y feliz de chófer para la Fundación Liberal de Recolocados Auditados. Y andaluces, por supuesto.