Día de la Madre


Una madre no duerme pero tampoco pregunta, porque lo sabe todo.

Las madres se desvelan incluso antes de ser madres y ya no duermen casi nunca. Lo primero que pierden las madres es el sueño  desde que sueñan con ser madres. Antes se hacía, desde luego. Ahora parece que la maternidad no se desea o no existe o está superada, pero hay madres desveladas aún, esperando un beso, una llamada, o que la niña deje de llorar para calmar su propio desvelo.

Una madre no duerme pero tampoco pregunta, porque lo sabe todo. Las madres son mentalistas, telépatas que en la distancia siente los pensamientos de lo hijos y sus desvelos, ya que estos también los padecen sobre todo cuando se convierten en padres, en contribuyentes o en candidato a lista electoral.

Un madre cocina el doble de lo que lo hace cualquier soltero, incluso si (además de madre) es viuda y ya no tiene retoños ni marido rondándole el sueño. Las madres alimentan a su prole siempre, desde el pecho hasta el táper. No pasamos hambre porque tenemos madre y si no la tenemos seguro que alguna madre  de alguien nos adopta porque ninguna madre deja que nadie, ni tan siquiera ajeno a su vientre,  se críe solo y sin saber guisar. O sea, tenemos madres de repuesto y no porque sobren sino porque la evolución es eficiente y el mundo sin madres es un mundo acabado.

Una madre siempre huele bien porque su aroma permanece desde el momento de la concepción. Es un olor genético que identificas porque lo heredas con ella, y que si pierdes a tu madre ya no lo vuelves a sentir salvo en la madre de tus hijos, que tiene otro olor pero sigue siendo olor de madre. La infancia no es un recuerdo sino un aroma guardado para siempre. Ellas tienen olfato materno, que es afilado, y huelen en sus hijos todo, desde los pensamientos grises hasta un dolor de barriga.

Las madres son imprescindibles aunque haya madres insoportables – que las hay- y entonces volvemos al párrafo tres, el de los táper de tu madre de acogida, que puede ser una vecina e incluso una suegra, que también es madre aunque sea política. Algún día todos, porque es ley de vida – que dicen las madres- nos quedamos sin madre y  esa es la verdadera orfandad, la de la madre ausente. Yo de momento tengo a la mía, que ha construido una cruz de mayo en el zaguán de la casa porque es una madre pretecnológica y manitas. Las madres ciertamente lo construyen todo, por eso nos las traemos de Ucrania, porque les tocará reconstruir el país después de Putin, que tuvo una madre aunque no lo parezca.

Mañana es el día de la madre y quizá se haya convertido en un anuncio televisivo, en una jornada más como el Mother Friday o el Black Mother, pero conviene dedicarle una fiesta a esas  mujeres que se desvelan por nosotros y que muchas veces solo echamos en falta cuando llega ese día pero ya duermen para siempre. Aunque si por ellas fuera se levantarían de nuevo para encontrar las llaves que no sabes dónde pusiste.