El papelón


Ciudadanos tiene un papelón en estas elecciones como Joaquín Almunia en su momento

Juan Marín./Foto: LVC
Juan Marín./Foto: LVC

Cuando en el año 2000 Joaquín Almunia encabezó la lista del PSOE en las elecciones generales recuerdo al gran Luis Rodríguez- que Dios guarde en su gloria y en la mejor plaza de primera que por allá tenga- refiriéndose  a él como ‘el del papelón’ , y  remataba la definición con una malévola risa. Nunca lo llamaba por su nombre o apellido. Había quedado reducido al del «papelón», para Luis.  Almunia lo tenía muy complicado con un PSOE a la baja, machacado por la corrupción, sin el césar Felipe González y con un gobierno del PP en frente crecido, con Aznar en su mejor momento (y España también), lo que derivó en una nueva legislatura popular con mayoría absoluta.

Cuando el pasado lunes vi a Juan Marín en el debate de TVE, me acordé del ‘papelón’, porque aunque ha pasado mucho tiempo desde aquellas elecciones generales, las circunstancias para el candidato naranja son similares. Por delante tiene un papelón en lo que queda de campaña.

En mi opinión, en el debate fue el que mejor estuvo, porque supo hablarle a la izquierda – y a Espadas en concreto- rebatiéndole sus argumentos o críticas (propuestas no hubo) y golpeando en el hígado incluso, enfrentamiento que nuestro Juanma no solo no ejerció, sino que evitó. La moderación moderada de Moreno también se hizo patente en el supuesto intercambio de argumentos y proclamas disfrazado de debate. Marín debatió por Juanma y lo hizo con la misma lealtad que Ciudadanos han demostrado a lo largo de la legislatura, y sí, se puede ver en ello una forma de asegurarse un puestecito tras las elecciones como ya ha anunciado el presidente en funciones, pero no nos quedemos en ese detalle, sino en la lealtad, virtud voluble en política, ejercida también cuando sabes que lo tienes chungo. Juan Marín podría haber salido por peteneras y echarle en cara a Juanma, por ejemplo,  el que se estén adueñando desde el PP   de todos los logros conseguidos en las consejerías que su partido ha gestionado, pero prefirió repartir estopa a quienes suponen el verdadero riesgo para Andalucía y no son VOX, por mucho que cargue las tintas, también, contra el partido de Abascal. Marín ha sido un fiel escudero hasta en el tramo final y suponemos que eso tendrá su recompensa, que es la que parece que no obtendrá en las urnas su partido.

Ciudadanos tiene un papelón en estas elecciones como Almunia en su momento. Será un muy injusto perdedor a priori si a la gestión demostrada nos remitimos, pero también un partido en descomposición lógica tras los vaivenes, renuncias, traiciones, desvaríos, huidas y pérdida de identidad. Dudo mucho que la marca levante cabeza. Todo lo trabajado aquí  ha pasado a manos del mensaje de los populares y las encuestas además invitan al voto útil, que no será para ellos, por cuanto a cada estudio publicado aparecen con menos parlamentarios. Nadie apuesta por los perdedores, aunque sean sus perdedores. No obstante me parece objeto de elogio que con todo en contra, estén haciendo una campaña dignísima, con la moral alta aunque la procesión vaya por dentro, y en muchos casos demostrando la profesionalidad que como gestores han tenido.

Hace tiempo que una mala noticia para la democracia española (la peor se llama Sánchez) es la desaparición paulatina de un partido necesario  y que ha sido víctima de los más habituales y bajos pecados humanos. Pero será mucho peor constatarla en Andalucía, donde a pesar de todos esos defectos Ciudadanos ha demostrado una lealtad que no ha sido vista en la misma formación y en otras comunidades o administraciones, y una capacidad de trabajo encomiable.

Solo espero que esa (aparentemente) inevitable agonía no sea muy dolorosa para alguna gente que aprecio de corazón y que se ha batido el cobre en una comunidad autónoma prostituida por el socialismo, sin esperanzas de futuro y con una pandemia que no solo se ha salvado en lo sanitario, sino también en lo social gracias a ellos.