Nuestros padres


En Andalucía estábamos bastantes cansados del dóberman advertido por la izquierda, pero ese perro no nos ha mordido.

Juanma Moreno./Foto: Eduardo Briones-Europa Press
Juanma Moreno./Foto: Eduardo Briones-Europa Press

Cuando anoche Juanma Moreno recordó emocionado a su padre no fue el único que lo hizo. Un servidor lo estaba comentando en ese momento con algunos de los invitados que nos acompañaron en el programa especial de La Voz de Córdoba mientras comparecía el presidente feliz. A muchos nos falta un padre, o una madre, que no han conocido otro Gobierno que el socialista en Andalucía, y les hubiera gustado ver otro aunque solo fuera por higiene democrática y quizá no tanto por siglas o afectos ideológicos. Porque los que hemos crecido en una Andalucía monocolor o solo de izquierdas sabemos lo que supone eso y cómo ha afectado a la vida de muchísima gente. A algunos para lo bueno: Andalucía ha sido agencia de colocación constante para afines, carnés, clanes y familias. A otros – bastantes más- para lo malo: trabajar, producir, emprender en esta tierra solo era posible gracias a las prebendas y al visto bueno de la enorme maquinaria administrativa y social que el PSOE tejió en los 37 años que estuvo en el poder además de en el gobierno. Que sí, que ha habido sanidad pública – faltaría más- pero también privatizada en parte con el silencio cómplice de sindicatos y medios, y colegios con falta de profesorado aunque la educación pública estuviera garantizada (claro), y toda esa retahíla de servicios públicos que la izquierda proclama como patrimonio propio pero que son de común gestión en un país como el nuestro. Sería bueno que en adelante no nos vendan más la moto de que solo ellos son los garantes de esos servicios públicos, porque si  nos siguen tratando como a imbéciles igual las urnas van a continuar cosechando resultados similares a los de ayer, y bajando.

Ese ha sido uno de los éxitos de Moreno y del PP en estos últimos tres años y medio. En Andalucía estábamos bastantes cansados del dóberman advertido por la izquierda, pero ese perro no nos ha mordido. Tampoco lo hizo a nivel nacional en las ocasiones en las que el PP gobernó, pero desmontar el andamiaje socialista andaluz es más complicado. Por eso el resultado de ayer es tremendamente importante, porque Andalucía ha superado al lobo que no viene ni vendrá. Pueden que lleguen otras cosas – ojalá que no- más propias del poder sin control de la oposición cuando se tiene mayoría absoluta, pero de momento hay que confiar en el cheque que los electores han otorgado a Moreno.

Un cheque para avalar una tierra sin estridencias, con mucho talento por valorar y disfrutar, con mucha decencia en sus gentes y con todo el arte del mundo para darle la vuelta al color de las provincias. Aunque haya costado casi 40 años. Eso ha sido así porque los que hoy nos echan en cara que gracias al “dinero de Sánchez” ha ganado la derecha; los que iban a quemar las calles si no votábamos bien, los que han mentido con el desmantelamiento de los servicios públicos, los que han creído hasta el último lema que si les votábamos ganaban porque les pertenecemos, esos, precisamente esos, son los que han impedido con su estructural, chantajista y sectaria ejecución del poder que la democracia fuera un ejercicio de alternancia como en el resto de España. Y que padres trabajadores y decentes vieran en vida que otra Andalucía era posible. La que parece que vamos a  tener en los próximos años si no se contamina nadie con ese  maligno virus de la prepotencia que parecía circular en San Telmo.