Las cosas de beber


Hasta tres administraciones, tres, han sido incapaces en los últimos meses de ponerse de acuerdo para dar de beber a los vecinos del norte de nuestra provincia

Imagen de la inmersión en Sierra Boyera.
Imagen de la inmersión en Sierra Boyera./Foto: LVC

Hace unos meses se hizo viral un tuit de Pérez Reverte en el que decía de Pedro Sánchez que “manejaba el cinismo con envidiable desvergüenza” tras su cambio de parecer respecto a la ayuda militar a Ucrania, a la que en un principio se opuso. Por lo general, de los políticos se tiene una imagen negativa en lo que a la confianza se refiere. Los políticos vienen a engañarnos, a mentirnos, a vivir del erario público y a no solucionar nada, o a complicar mucho más las cosas, solemos oír. Quizás no aparezca en el barómetro del CIS, pero sí en la calle, a poco que uno esté atento. La abstención, que en las últimas elecciones andaluzas ha alcanzado el 41%, viene a corroborar más este hartazgo que la pena de la izquierda sacando la bandera de los que no han ido a votar como motivo de su fracaso.

Hasta tres administraciones, tres, han sido incapaces en los últimos meses de ponerse de acuerdo para dar de beber a los vecinos del norte de la provincia de Córdoba, que padecen la pertinaz sequía de agua y de generosidad política. El necesario trasvase de agua desde el embalse de La Colada , construida a comienzos de este siglo tras la sequía de mediados de los 90, se ha convertido en un sainete entre Junta de Andalucía, Diputación y Gobierno central. Si bien las infraestructuras para dicho trasvase corresponden a la Junta, ha sido el Gobierno central quien ha decidido pasar a la acción “debido a la inacción de la Junta” con la Diputación ejerciendo de monaguilla. La Junta no ha estado inactiva pero sí bisoña. Parece mentira que aún no se den cuenta quienes tienen en frente y al lado. A ver si la mayoría absoluta de Juanma los espabila un poco más. Las tuberías que son propiedad de la administración andaluza comenzaron a dormir el sueño de los justos cuando también se quedaron los aeropuertos inútiles sin el uso que nunca hubieran tenido, o sea, con la crisis del 2008. En 2020 se declararon las infraestructuras “de interés autonómico” cuando ya veían que 80.000 personas y otros varios miles de cabezas de ganado las iban a pasar canutas porque no llovía, algo que refrendó meses más tarde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.  Una declaración de interés autonómico se supone que se realiza para agilizar trámites. En las empresas privadas se conoce como “lo quiero para ayer”. Y se hace.

El caso es que esas tuberías, que formaban parte de las anteriores modernizaciones andaluzas socialistas, no estaban acabadas. Y cuando llegaron los nuevos inquilinos a la Junta tuvieron que lidiar con una pandemia, entre otras cosas.

Ahora todo son prisas desde la Diputación y el Gobierno de Sánchez. Sobre todo tras el 19 de junio. Antes de las elecciones andaluzas, el Gobierno central decidió que ese trasvase no era prioritario, y lo refrendó dentro de un plan especial para luchar contra la sequía, que no contempló dicho apaño. A Córdoba por lo general los socialistas en el Gobierno no le hacen ni puñetero caso. Ahora han tirado hasta de abogada del Estado para afearle la cosa a la Junta. Es el «cinismo de envidiable desvergüenza» que comentaba Pérez Reverte y que como vemos, es un cinismo corporativo y extenso.

Pero con las cosas de beber no se juega. Y eso se lo han recordado a los cínicos en las urnas hace escasamente unas semanas.