Wordsworth en español


Cátedra publica una antología bilingüe del romántico inglés al cuidado de Antonio Ballesteros.

 

Con 150 páginas de introducción sobre la época, el poeta y los textos y 260 notas aclaratorias, el catedrático Antonio Ballesteros González traduce al español un buen número de poemas de William Wordsworth (1770-1850) en este valiosísimo volumen que tiene un total de 732 páginas.

Con esta Antología poética, publicada en septiembre de 2021, la editorial Cátedra suma a su enorme catálogo un libro de fondo de biblioteca. La colección Letras Universales nos ofrece una joya de la literatura universal con un formato bien manejable y una edición muy cuidada.

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Los poemas están divididos en seis apartados. Primero “La casa de campo en ruinas”, a continuación “Baladas líricas de 1798 y “Baladas líricas” de 1800, después “Poemas en dos volúmenes”, acto seguido “Poemas posteriores a 1807” y, finalmente, fragmentos de “El preludio, o la evolución de la mente de un poema (versión de 1805 en trece cantos)”.

Las baladas están compuestas por Wordsworth y Coleridge (ahí está su famosa “Balada del viejo marinero”), aunque son mayoritariamente autoría de Wordsworth. La publicación de las Baladas líricas es un hito que marca el comienzo de una nueva época: el Romanticismo. Se trata de un poemario escrito junto a su amigo Coleridge dos años antes de que acabara el siglo XVIII. El prefacio a la edición de 1800 es un manifiesto cabal y una declaración de intenciones, una defensa de la poesía.

El prefacio a las Baladas líricas contiene una frase memorable que define la poesía en general y la poesía romántica en particular. En traducción de Ballesteros, la poesía es “el espontáneo rebosar de poderosos sentimientos” “que se origina en la emoción rememorada en un estado de tranquilidad”. Así reluce en la fuente: “Poetry is the spontaneous overflow of powerful feelings: it takes its origin from emotion recollected in tranquility”.

Imagen 3 National Gallery by Robert Hancock

Aplicando su propio credo estético, el poeta salía al campo y escribía desde el mismo seno de Natura. Esto lo refleja su hermana Dorothy en su diario. El lector encontrará en este libro poemas dedicados a una mariposa, a un gorrión, a un cuco, a los arroyos, a los ríos, a las fuentes, al mar o a las flores. Son numerosas las composiciones que versan sobre la rica simbiosis del poeta con la naturaleza, de su imaginación con el mundo en derredor, recreando, en ocasiones, un escenario cuasi pastoril.

También se pregunta cuestiones existenciales, tal como se constata en “Tintern Abbey”. Destaca la portentosa “Oda: Indicios de inmortalidad”, donde plasma sus recuerdos y la inocencia perdida, enfrentando su tristeza con la alegría primaveral circundante. En palabras del crítico y traductor, el poeta describe “los diferentes estados por los que deviene la existencia humana, reflexionando acerca de nuestro progresivo alejamiento de la naturaleza […] y el candor de la infancia, para después centrarse en pensamientos filosóficos de tendencia neoplatónica, en los que se pone el énfasis en el hecho de que habremos de retornar a la unidad esencial de la que partimos y de la que nos separamos en el instante de nuestro nacimiento”.

La soledad, que tanto alabó el poeta, está poetizada en muchos versos. En el antepenúltimo verso de “Vagaba solitario como una nube” lo establece con claridad cuando escribe: “the bliss of solitude”, “la dicha de la soledad”. La alabanza de la vida retirada, de la eutrapelia, destaca en el legado de Wordsworth.

Pero, al compás de su valorada soledad, el poeta valora la presencia de sus amigos y la cercanía con su familia. En los versos de “Hogar en Grasmere” se lee el sentir del romántico celebrando la plenitud de la vida sencilla y, fundamentalmente, la presencia de su hermana: su voz, su pensamiento, su compañía e incluso su fragancia. Algunos fragmentos retratan a la buena gente del Distrito de Los Lagos, ahondando en sus vidas y en su día a día.

La temática de los poemas también demuestra el patriotismo del escritor, tal como reflejan “Me afligí por Bonaparte”, “Grandes hombres han estado entre nosotros” y “Londres, 1802”. Wordsworth canta a la época puritana, destacando su admiración por la figura señera de John Milton entre otros republicanos.

Antonio Ballesteros hace hincapié en el acercamiento de la poesía a los lectores, en la claridad del lenguaje poético, basándose en la afirmación del poeta sobre “un hombre que habla a los hombres”. Estamos ante una nueva forma de hacer poesía, una suerte de democratización lírica. Estamos ante una inédita dimensión pragmática, ante una novedosa concepción del receptor.

 

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La escritura de Wordsworth se caracteriza por su afán de revisar los textos, por su deseo de perfeccionamiento del poema puliendo y mejorando cada verso. Esta premisa también se ve en el trabajo de Antonio Ballesteros, que cuida tanto el contenido como la forma del verso o el esquema prosódico.

La labor de Antonio Ballesteros es encomiable. Guardo su libro Poesía Romántica Inglesa (Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España, 2011) en un sitio destacado. Aquí, con justicia, una vez que ha plantado a las dos generaciones de poetas románticos, añade una laudable nómina de mujeres románticas: Mary Alcock, Anna Laetitia Barbauld, Charlotte Smith, Jane Taylor, Dorothy Wordsworth, Felicia Dorothea Hemans, Letitia Elizabeth Landon y Elizabeth Barret Browning.