No fue un alarde formal el nombrar al pensador Antonio Escohotado al comienzo del encuentro ‘España en concordia’ en su segunda cita de este año. Escohotado, que espera en Ibiza voluntariamente con aceptación, perspectiva vital y paciencia estoica el final de sus días, ha dedicado gran parte de su obra y su inquietud intelectual al problema de la libertad. Y en concreto, y por la parte que proponíamos en el evento desde este diario, a la “relación inversa” que mantienen la libertad y la seguridad, porque como el filósofo escribió “el aumento de una implica reducción en otra”. Ese el punto principal desde el que se partía en este segundo coloquio que no contó con filósofos pero sí con un jurista, el Doctor en Derecho Francisco Muñoz Usano, y un político – también abogado- como es José Antonio Nieto, que no compareció tanto como portavoz popular en el Parlamento andaluz, sino más como ex secretario de Seguridad del Ministerio del Interior. Una época inolvidable para el político cordobés por cuanto le tocó vivir en primera línea el golpe de Estado catalán de octubre de 2017, uno de los puntos de inflexión para abordar el debate propuesto. El otro punto de inflexión es el Gobierno actual de socialistas y comunistas. Un Gobierno el de Sánchez que ha aprovechado la pandemia para , en pro de la seguridad, saltarse las más elementales normas democráticas y gran parte de los derechos fundamentales amparados por la Constitución. Y con un anuncio preocupante por lo opaco del mismo y su supuesto contenido: una futura ley de Seguridad Nacional de la que se conocen macutazos filtrados a la prensa afín al PSOE pero cargados de alarma para cualquier demócrata.
Una cosa quedó clara en el encuentro: ambos invitados dan una importancia especial a la seguridad. Usano además es un jurista especializado en ello por vocación. ¿Quiere esto decir que la priorizan a costa de menos libertad? No exactamente. Si bien el doctor en Derecho y profesor se mostró ‘indulgente’ por el aumento de la seguridad y con los políticos que la aplican en situaciones excepcionales, insistió en la seguridad jurídica como garante de la libertad. Al igual que el popular Nieto, que confesó cómo vivió en primera persona la solicitud de más ‘manga ancha’ de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en octubre de 2017 y lo difícil que a un Gobierno como el de Rajoy le supuso mantener el equilibrio para que los ciudadanos catalanes involucrados directa e indirectamente en el pulso separatista no perdieran derechos ni, por supuesto, libertades. Una templanza y prudencia la de nuestros contertulios absolutamente necesaria en el ámbito legislativo. Algo de lo que carece el ejecutivo de Sánchez, preso voluntario de veleidades comunistas, secesionistas y filoetarras y más dispuesto a legislar contra la mayor parte de los españoles que a favor de ellos y de la propia democracia.
Pero sobre todo uno de los propósitos de ‘España en concordia’ es invitar a los lectores y usuarios de este diario a la reflexión sobre asuntos que nos incumben a todos como españoles. Y bajo esta perspectiva, también se ha tratado de que se analice cómo hemos entregado de manera forzosa y/o voluntaria parcelas de libertad y derechos debido a la pandemia y cómo, a pesar de lo excepcional de la situación, tenemos el deber de reclamarlas de nuevo y sobre todo de defenderlas día a día. Y con espíritu de concordia, no de confrontación.
El mismo espíritu que se mantuvo el pasado viernes en el hotel Eurostars Palace de Córdoba, donde además comprobamos la gran talla de un político como José Antonio Nieto, que convocó en una misma sala a miembros de su partido (PP), de Ciudadanos y de VOX que le escucharon con interés y al que acabaron aplaudiendo.
Y no hay mejor garantía para la seguridad y la libertad que el respeto y el encuentro de espacios comunes. Todo lo demás es ruido, división e intervencionismo. Justo lo que Sánchez fomenta para su perpetuidad.
El único detalle que está faltando en el artículo es que la parte razonable de la pérdida de libertad, o la ganancia de seguridad, pierde todo su sentido cuando revisamos los análisis de los viales que han llamado vacunas y descubrimos que están inyectando un material que es el óxido de grafeno. ¿Qué hace eso ahí? Si tenemos un mínimo de curiosidad y no nos conformamos con la manipulación oficial de la gran mayoría de medios de comunicación, vamos a encontrar multitud de argumentos en contra de esas mal llamadas vacunas. Muertos por ictus, trombosis, infartos… que son blanqueados para hacerlos pasar por muertes ajenas al pinchazo. Ni hablemos de la manipulación de los ciclos de las pruebas PCR. ¿De verdad es razonable lo que está sucediendo? ¿De verdad tenemos que aceptar la pérdida de libertad para hacer posible esta descomunal manipulación?