Desafección


Como excusa, las lindes de responsabilidad, funciones y competencias. El subtexto: diferentes partidos políticos al frente.

El embalse de La Colada, visto desde la playa./Foto: LVC agua cordoba psoe
El embalse de La Colada, visto desde la playa./Foto: LVC

Resulta realmente sorprendente cómo los políticos pueden pasar en unas semanas de pedirnos el voto a no solo quitarnos las ganas de votar, sino a que nos convirtamos en abstencionistas o, lo que es peor, se radicalice el voto hacia las opciones que los más moderados pierden no por la moderación, sino por su egoísta tacticismo.

El asunto del necesario trasvase del embalse de la Colada hacia el de Sierra Boyera es un ejemplo de manual de cómo hartar al ciudadano que lo que necesita es beber, ducharse y en este caso además, atender el ganado de una zona como es el norte de la provincia de Córdoba.

Hasta tres administraciones implicadas (Gobierno central, Junta de Andalucía y Diputación) incapaces de solucionar un problema que no es sobrevenido ni repentino y que se ha visto agravado por la sequía. Una sequía que no mereció preocupación para el Gobierno central a la hora de incluir a la zona norte de la provincia en la prioridad necesaria; unas conducciones a medio terminar iniciadas por la Junta de las modernizaciones socialistas y que la reciente legislatura no ha sabido rematar y dar uso, y una Diputación que presume de empresas públicas (Emproacsa en este caso sería la protagonista) pero que a la hora de ser efectiva se ha dedicado más a enredar la madeja que a poner a sus trabajadores a funcionar. Como excusa, las lindes de responsabilidad, funciones y competencias. El subtexto: diferentes partidos políticos al frente. Los perjudicados; más de 80.000 cordobeses que ven una vez más cómo además de estar mal comunicados por carretera y no disponer de una eficiente y moderna red eléctrica, ahora verán llegar las restricciones si la sequía perdura porque sus representantes (a la par que empleados) no saben ponerse de acuerdo en lo esencial para acabar mareando una perdiz según marcan las estrategias partidistas.

Los habitantes del Guadiato y Los Pedroches, mientras tanto, siguen, eso sí, pagando impuestos. Y los sociólogos avisando sobre la desafección que padece de los ciudadanos la clase política en España.