El equilibrio necesario


En demasiadas ocasiones la política sufre del pecado de la soberbia y en demasiadas ocasiones también esta acaba pasando factura

Timoteo equilibrio
Eva Timoteo e Isabel Albás. /Foto: LVC
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Marian Aguilar, Miguel Ángel Torrico y Eva Timoteo. /Foto: LVC

En esta semana varios hechos muestran un contraste del que el equipo de gobierno, y en menor medida la oposición, deberían tomar nota si de verdad trabajan para una ciudad que merece lo mejor.

Por un lado, la presentación en Madrid de la iniciativa ‘Córdoba. Ciudad para invertir’, en el marco de la CEOE, demuestra una vez más qué cartas se juegan o a qué tablero se aspira, que no es otro que el de competir entre los mejores siendo mejores. Hace falta tirar de bastante hemeroteca para encontrar propuestas similares que no quedaran en el propio escaparate de una presentación y el pago a diversos estómagos agradecidos – los de casi siempre- por la puesta en escena. En esta ocasión hay un hecho diferenciador: al frente está el equipo que ha hecho posible la consecución de la Base Logística y ésta, ya por sí misma, es un aval aunque solo esté en fase de proyecto. Sin duda habrá muchos aspectos criticables de la gestión de este mandato, no se le puede achacar desde luego que no están tratando de desatascar los hitos secularmente enquistados en esta capital, y que entre sus propósitos está la búsqueda de inversión para una ciudad demasiado acogotada por modelos productivos en algunos casos prácticamente irrelevantes, como la industria.
Entre los proyectos que ya están a punto de ponerse en marcha destaca el necesario Centro de Exposiciones, Ferias y Congresos del que se nos dijo que solo quedaba un trámite – no menor- que era consensuar en el Pleno la propia gestión de las instalaciones. Ello, que se nos anunció como un mero trámite – una ordenanza reguladora- , ha resultado ser otro impedimento con el que el equipo de gobierno se ha encontrado, ya que, como ha denunciado la oposición al completo, no se ha contado con ellos previamente ni en tiempo ni en forma. Y no es la primera vez que los partidos de la oposición se quejan y plantan por la misma actitud.

Habrá quien quiera ver en esta actitud un ataque de celos por el resultado electoral de Andalucía –conclusión demasiado simplista, la verdad- pero lo que está claro es que algo falla entre aquellos que son capaces de alcanzar importantes consensos para los grandes proyectos pero adolecen de comunicación en sede plenaria con los otros grupos. En demasiadas ocasiones la política sufre del pecado de la soberbia y en demasiadas ocasiones también esta acaba pasando factura como el nefasto pecado que es. Unas dosis de humildad siempre son necesarias no solo para la política, sino para la vida en general.
La misma humildad con la que la oposición debería pedir perdón a Eva Timoteo, la edil de Ciudadanos que se vio forzada a dimitir por incompatibilidad profesional y a la que se le reclamó devolver el dinero cobrado en el Ayuntamiento durante su gestión, extremo ahora negado por el juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Córdoba. Timoteo sufrió un linchamiento que nadie merece, y menos alguien que con aciertos y errores, trabajó en plena pandemia para ayudar a los más desfavorecidos.