La necesidad de Intercaza


Desde hace casi un cuarto de siglo se expone tanto la raíz como la evolución de algo que, se quiera o no, forma parte de nuestro tuétano cultural

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Intercaza 2022. /Foto: LVC

Éste es el fin de semana de Intercaza, la cita anual en la Diputación Provincial para amantes y practicantes de la actividad cinegética, que no son pocos en Córdoba. Desde hace casi un cuarto de siglo se expone tanto la raíz como la evolución de algo que, se quiera o no, forma parte de nuestro tuétano cultural.

En Intercaza, además, se puede comprobar que los amantes de esta práctica no son en absoluto homogéneos, algo que se agradece sobre manera en tiempos en los que predomina uniformar y standarizar cualquier actividad vital. Un cazador de Villaharta poco tiene que ver con otro de Priego de Córdoba o de Montilla. Es el terreno y la necesidad de cada lugar lo que adapta y da la personalidad a la caza. 

Menos mal que la Diputación lo ha tenido claro desde un principio y a lo largo de estas dos décadas y media. El conocimiento de la provincia hace que se domine la realidad a través de sus propios protagonistas, sin intermediarios, sin prejuicios. Todo este hace posible la elaboración cada año de un extenso y rico programa de actividades en que Intercaza tiene la oportunidad de ofrecer la riqueza de matices que tiene el arte cinegético, tan antiguo como la propia humanidad pero que ha sabido adaptarse y evolucionar como pocos.

Por esto, la organización de Intercaza corre a cargo de Iprodeco, con Lola Amo al frente, por tratarse también de una importante actividad económica pero podía hacerlo cualquier otro miembro del gobierno provincial, ya que el grado de conocimiento de la materia presumo que es común para todos. Este es el éxito de este feria, que siempre ha estado en manos de quienes la conocen y la entienden.

El único pero que pondría es que tendrían que incluir en su programación la clásica protesta anual de los animalistas. Sería un buen atractivo el saber que a tal hora se va a concentrar en la puerta una quincena de personas que se van a hinchar de gritar y de insultar a quienes entran a Intercaza. Con este folclore animalista ha pasado lo mismo que con quienes sábado tras sábado se manifestaban en la puerta del McDonald’s de la Gran Vía, en Madrid, llamando “asesinos” a quienes entraban libremente en busca de su Big Mac o de su Chicken Burger. Al tiempo se convirtieron en unos frikis a los que nadie hacía caso y muchos fotografiaban como algo desfasado.

Esto es lo que pasa cuando se desconoce la realidad, cuando no se pisa el terreno. Que la mayor organización ecologista en España tome sus decisiones en un barrio de lujo en Madrid, junto al Retiro, explica mucho lo que hay tras el movimiento animalista. Que Pacma haya sacado en las elecciones andaluzas del pasado 19 de junio justo la mitad de votos que obtuvo en 2018, también.