A Pepe Rebollo


José Rebollo Puig
José Rebollo Puig./Foto: Abogacia.es

Pues sí, querido amigo, hoy has decidido cruzar el río de la vida y esperarnos al otro lado, esa orilla aún desconocida para los que nos quedamos y en la que seguro que te encontraremos cuando doblen nuestras campanas, presto a contarnos y mostrarnos los entresijos del más allá, como si de un cómic de tu Tintín se tratase, escudriñando los personajes de esa nueva etapa que emprendes.

Cuánto has dejado y cuánto hemos aprendido de ti, encantador de palabras, mirada fija que traspasa, siempre atento y preocupado de tus amigos, de sus idas y venidas, de sus risas o sus silencios, conocedor como eres de la condición humana, sobre la que hoy vuelas para seguir siendo ejemplo de ánimo y entereza, de valor y de compañerismo.

Voy a echarte de menos, vamos a echarte de menos en todos los foros que conocieron de tu discurso, de tus pasiones o de tu sonrisa, pues las aulas de la vida conservan siempre el recuerdo de aquellos que pasaron por ellas dejando ese rastro que solo la generosidad conoce.

Tu razón y tu fe, nada reñidas, son ejemplo de ello, una ventana abierta al aire fresco de Segovia, a la luz de Montilla y a esos atardeceres mágicos de Córdoba, desde un puente en el que el Arcángel San Rafael sin duda te ha mostrado el camino a seguir hasta la luz.

No corresponde  a éste que escribe despedir al insigne jurista. Plumas más ilustradas y autorizadas harán justicia a ello. No despido tampoco al padre, al abuelo, el esposo o el hermano, pues sé del dolor de los tuyos, y a fe que tu recuerdo fortalecerá sus ánimos.

Hoy digo adiós al amigo, aquel que Dios tuvo a bien poner en mi vida y al que nunca mostraré suficiente agradecimiento por su lealtad, sus preocupaciones y sus ánimos, su plática brillante, su humor y su socarronería, sus enseñanzas y su saber estar, no sin prometerte que seguiré insistiendo cada nochevieja en que todos aquellos que siempre recibíamos el nuevo año sigamos celebrándolo y alzando la copa en tu recuerdo.

Adiós, querido Pepe.