De comisiones, participación ciudadana y otros fraudes


La participación ciudadana en Córdoba es una farsa. Una gran mentira. El movimiento ciudadano nació viciado por un sesgo político evidente y por limitaciones y trabas a quienes no sigan el pensamiento único de la izquierda. Establece la existencia de ciudadanos de primera y segunda categoría, manipulando el peso que las distintas asociaciones tienen en la ciudad. Prueba de ello es que, por ejemplo, las asociaciones de padres de colegios concertados o privados carecen de representación en el Consejo del Movimiento Ciudadano mientras que los públicos son miembros natos, con un representante permanente en el mismo, cuando ese movimiento no puede entrar a valorar modelos educativos, sino cuestiones de ciudad. Movimientos asociativos como las hermandades, algunas de las cuales cuentan por miles sus miembros, no pueden optar a una representación proporcional, mientras que organizaciones con escasas decenas de asociados sí son tenidas en cuenta.

A estas alturas del mandato municipal, ya no queda nadie que se crea la falacia de que las comisiones municipales son honestas. No hay más que recordar la que se creó con el único fin de manipular la historia y el derecho en lo relativo a la Mezquita-Catedral. Por eso no sorprende, por ejemplo, que la comisión del Casco Histórico pretenda inmiscuirse en la semana santa cordobesa limitando la carrera oficial. La propia Agrupación de Cofradías se negó a formar parte de dicha comisión, e incluso a reconocer su legitimidad, alegando la desproporción de la representación, que dejaba el movimiento cofrade en evidente inferioridad, y la certeza de posturas sesgadas.

Pero lo que sí sorprende es la desvergüenza con la que el Ayuntamiento usa los fondos públicos y mancilla la respetuosa neutralidad que debe marcar la acción institucional, entrando en campaña con el dinero del contribuyente, y escondiéndose tras el falso paraguas de esa participación ciudadana. Por ejemplo, amparando y patrocinando unas sesiones de sobre las bondades del laicismo y el feminismo, incluidas en un ciclo denominado “Encuentros con el laicismo”. Las organizaciones convocantes, además de la Delegación de Participación Ciudadana, son “Córdoba Laica”, la Asamblea de Mujeres de Córdoba “Yerbabuena”, la plataforma LGTBI de Córdoba, el denominado “Colectivo Prometeo” (de ideología comunista) y la Secretaría de la Mujer de USTEA. En el folleto informativo se garantizan actividades creativas para niños y niñas.

Se hace necesario recordar también el caso de Centro de Recepción de Visitantes. Un edificio costeado por la Junta de Andalucía (es decir, costeado por usted y por mí, estimado lector). Lo gestiona el Ayuntamiento, ya que su finalidad es, aparentemente, atender al turismo. Sin embargo, hace un par de años ya fue cedido gratuitamente al Partido Comunista (todavía existe, sí) para un homenaje al dictador cubano Fidel Castro. Ahora se prepara para acoger a mediados de cuaresma, entre viacrucis y quinarios, la “14ª Jornada Laicista de Europa Laica”, con el título “Laicidad y democracia”, que pretende analizar las inmatriculaciones de la Iglesia.

Sin embargo, en un barrio humilde y trabajador, una agrupación parroquial que pretende algún día erigirse en cofradía, y que trabaja por sus vecinos como sólo las hermandades hacen, la Pro hermandad de la O, lleva años pidiendo al ayuntamiento una pequeña ayuda: Que le dejen salir en su procesión del Sábado de Pasión desde la antigua prisión, hoy transformada en centro cívico. La respuesta, de momento, está siendo negativa. ¿Cómo vamos a ceder lo público a una entidad con fines religiosos?

Este año la semana santa coincidirá con la larguísima campaña electoral ya que con sólo un mes de diferencia se celebrarán elecciones generales y municipales. Veremos a la alcaldesa y gran parte de su equipo en el pregón, o en un palco, o acaso acercándose al llamador de algún paso. Porque siendo parte de la Iglesia las cofradías no pueden estar representadas en el movimiento ciudadano u obtener la cesión puntual de unas instalaciones. Pero para pedirnos el voto no les importará que olamos a incienso.