Gripalizar a las cofradías


El anhelo es volver a 2019 y ese también ha sido el del vicepresidente de la Junta, Juan Marín

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Redención./Foto: Irene Lucena
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Redención./Foto: Irene Lucena

Es el término de moda, gripalizar. El mismo que utilizan desde el gobierno para aplacar al virus, al menos en la semántica, como ya lo hicieran en el verano de 2020 con la cogobernanza. Así, se supone, que desgasta menos a Pedro Sánchez y, de camino, todos nos vamos metiendo en la cabeza que, aunque nos contagiemos, esto hay que pasarlo y mejor antes que después.

Ante ello, al margen de lo que sucede con la Atención Primaria (que viene desde el comienzo de la pandemia, conviene no olvidarlo) y de que seas de los desafortunados a los que ingresan en planta o en UCI, la realidad comienza a mostrar un escenario de normalidad recuperada, que puede salir cara -o no-, pero que es lo que hay.

En ese contexto, las cofradías no son ajenas y confían -en su mayoría- en que la Semana Santa tendrá procesiones. El anhelo es volver a 2019 y ese también ha sido el del vicepresidente de la Junta, Juan Marín, que se mostraba esta semana bastante optimista en este sentido. El motor económico que suponen las cofradías en la calle está ahí, pero es interesante no perder de vista su verdadero sustrato, su verdadero sentido.

Entre tanto, también esta semana, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, parecía enfriar los ánimos de su segundo y apelaba a la prudencia y a los giros inesperados que da el virus. No le faltaba razón, porque por más que se quiera gripalizar, la realidad puede empeñarse, de aquí al 10 de abril (Domingo de Ramos), en mostrarnos otra cosa.