La subvención, la paga es mala se mire por donde se mire y con los ojos que se quiera. De ella se deriva el aumento de la desigualdad y la desidia del que la recibe que, pronto, la ve como un derecho propio y una obligación del pagador. Y esto se refleja hasta en los autobuses urbanos de Córdoba.
Y es que, durante lo que queda de año, el bonobús y el resto de tarjetas estarán a mitad de precio y, ese caramelito, no lo rechaza nadie. Así, de ver autobuses semivacíos, ahora son una fiesta de personas hacinadas, atraídas por el atractivo 50% de descuento.
Pero, como todo, tiene sus pros y sus contras. Y es que, desde este lunes, el autobús que durante meses llevo cogiendo entre las 8:18 y las 8:21, ya no llega a esa hora, por más que lo ponga la aplicación. Y eso sin contar que, de repente, los chóferes se volvieron sostenibles y no pasaban de 20 kilómetros hora, algo que irrita bastante cuando el transporte ha llegado tarde y te va a hacer llegar tarde y tardé dos días enteros en comprender el porqué de ese tarde.
De ese modo, tras el ensayo-error de lunes y martes, el miércoles ya había llegado a la hipótesis de que han quitado un bus de esa línea y lo cogí bastante antes, para pasar de llegar tarde a mi destino a hacerlo bastante pronto.
De hecho, me tuve que bajar varias paradas antes para hacer tiempo y me ayudó a pensar que, a mitad de precio, para que sea rentable el negocio hay que ahorrarse un vehículo, su combustible y llenar de gente los que están operativos. Todo para corroborar que lo subvencionado siempre tiene trampa y que coger el transporte público ni es sostenible ni es de pobres, sino de héroes.
Una pregunta… Por qué se inventa usted las cosas?