Domingo de Resurrección


Feliz culpa que nos mereció tal Redentor

Señor Resucitado./Foto: Luis A. Navarro

Muy amigos todos:

“Feliz culpa que nos mereció tal Redentor”, a Calama amos anoche con el pregón pascual que anunciaba que la muerte había sido vencida por la Vida, para siempre.

¡Ya era hora de una Buenísima Noticia como esta! Cuantos cercanos míos manifiestan ya signos de ansiedad y tristeza ante tanta desgracia, duración de la pandemia, enfermedades y guerras; y es que, no hay cuerpo que lo resista, si no es con Dios, el único que puede liberarnos de nuestras situaciones de sufrimiento o fortalecernos enmedio de ellas. ¡Cristo vive! Si Dios nos hizo y para Él somos, es el único que nos da la verdadera fortaleza para cargar ahora nuestra cruz y seguirle como un perrillo sigue a su amo.

Solemne, exuberante y llena de misterio es la Vigilia Nocturna en la que celebramos la Victoria de Cristo; esta noche, la piedra del sepulcro se partió en dos, para dar paso al Señor Resucitado que ya no vuelve a morir nunca más. Esa suerte es la que seguiremos sus discípulos, tal cual nos prometió, si hacemos lo que nos manda. No nos va a pedir imposibles, cosas inalcanzables, solo que le demos el corazón como la única riqueza que poseemos y nos vayamos con Él.

Es posible comunicarlo, pasar la buena noticia a otros, llevarlo con nosotros adonde quiera que vayamos, intentar quererle como al Mejor Amigo y disfrutar junto a Cristo, la Fe que puedan ir recobrando nuestros hijos, hermanos, padres, amigos, vecinos. Porque lo que predicamos no es invento propio, ni imaginaciones tontas que intentan atontarnos en los problemas, sino una Palabra que está llena de vida y que es eficaz y tajante como espada de doble filo.

Alegrémonos. Al menos por hoy, que mañana ya vendrá. Cristo está Resucitado y no está lejos sino muy dentro de cada uno; solo basta buscarlo, invocarlo y el milagro de producirá.

¡Feliz Pascua de Resurrección a cada uno!