Domingo de Pentecostés


Curioso el efecto que hace esa efusión del Espíritu en los que lo recibieron aquel día de Pentecostés: hablar en lenguas que no conocían

Queridos hermanos:

Con esta solemnidad, coronamos la Pascua que hemos estado celebrando, festejando de nuevo la Resurrección de Cristo, muerto una vez para siempre y resucitado para la eternidad. De esa muerte y Resurrección participaremos todos los que aún vivimos en este mundo para llegar a gozar con Él, si lo elegimos con nuestras obras y palabras en nuestro día a día.

Cristo que fue elevado al cielo, a los 8 días envía el Espíritu Bueno a los apóstoles, para fortalecerlos en su nueva misión: llevar el evangelio a todos los rincones del mundo, casi nada. Es Dios Espíritu que nos complementa con sus dones y nos da el valor, el celo por las almas, la fortaleza y el arrojo para no callar, para dar testimonio de su nombre siempre.

Curioso el efecto que hace esa efusión del Espíritu en los que lo recibieron aquel día de Pentecostés: hablar en lenguas que no conocían, alabando las maravillas de Dios. ¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Que la Iglesia, esposa y heredera del Señor, también habla de las cosas buenas del Cielo y de Él en todos los idiomas, puesto que está repartida a lo largo y ancho del planeta. Un cristiano de España es idéntico y su hablar es calcado al de un cristiano de la India, porque todos hemos recibido la misma Fe, los mismos sacramentos, el mismo mensaje y el mismo Espíritu Santo.

Cuidemos que los nuestros reciban la confirmación, sacramento que infunde el Espíritu Santo, animemos a los de nuestro entorno a recibir a Dios para poder ser apóstoles coherentes y convencidos de esta verdad que salva y da vida al mundo que lo quiere aceptar. No dejemos de anunciar que Cristo está vivo y el día que nos vayamos de este mundo lo veremos cara a cara, para quedarnos disfrutando de su Corazón amigo con cada uno de nosotros.

Feliz Domingo de Pentecostés