Domingo XVII del Tiempo ordinario


No nos conformemos con pedir “cositas” insignificantes, sino atrevámonos a pedir el milagro

Domingo XVII del Tiempo ordinario.
Domingo XVII del Tiempo ordinario.
Domingo XVII del Tiempo ordinario.
Domingo XVII del Tiempo ordinario.

Queridos míos:

En este domingo de hoy, nos encontramos con unas lecturas y un Evangelio en los que el Señor nos enseña el poder de intercesión que tenemos ante Dios, para pedirle cosas buenas, puesto que Él sólo sabe darnos cosas buenas. Nos puede parecer que Dios sólo escucha a los Santos, a los sacerdotes y a las religiosas, cosa que no es así, porque escucha a todo aquel que se dirige con confianza a pedirle bienes para los demás o para uno mismo.

En la primera lectura será Abraham quien intercede por los justos que vivían en la corrompida ciudad de Sodoma, cuando Dios había decidido ya destruirla completamente. Comienza ablandando el corazón de Dios hablándole de una cantidad elevada de justos que podrían ser destruidos con la ciudad y termina por uno solo;”si solo hubiera un Justo en toda la ciudad,¿también la destruirías?”. Aquí le ganó el pulso a Dios.

También nosotros podemos ganarle el pulso a Dios cuando rezamos el Padrenuestro conscientemente y con confianza, puesto que es la oración que Él mismo nos enseñó y que recitamos algunas veces a una velocidad que no sabemos lo que hemos dicho. En esta oración se concentran 7 peticiones en las que se engloba todo lo que el corazón humano pueda desear y si la rezamos continuamente, como la gota que cae una y otra vez en la piedra hasta que la horada, o como el hombre aquel del evangelio que acude a casa del vecino a pedirle pan para sus huéspedes a media noche y le insiste de tal manera hasta que se lo da, también nosotros conseguiremos arrancar de su Corazón y sus manos muchos milagros para nuestras familias y para los que están sufriendo.

No nos conformemos con pedir “cositas” insignificantes, sino atrevámonos a pedir el milagro, que ya Dios sabrá darnos lo que más nos conviene, aunque no lo entendamos. Pero pidamos sin descanso que a su tiempo cosecharemos.

Feliz Domingo. Feliz día del Señor.