Una oportunidad para nuestros alumnos


 

Aparece la noticia en la prensa de que los alumnos podrán pasar de curso independientemente del número de suspensos que tengan.

Es lo que faltaba. Si ya conocían que podía superarse el curso con dos pendientes y ellos hacían sus cuentas de cuáles se dejarían para poder pasar e incluso para poder titular, esforzándose mínimamente en el resto de las asignaturas ¿qué pasará ahora cuando no deban tener en cuenta el número de pendientes para pasar? ¿qué moverá a los alumnos a estudiar, si lo hagan o no van a conseguir avanzar en sus estudios al igual que los que sí se han esforzado?

No puedo entenderlo. Si España presumía hasta hace bien poco de unos grandísimos profesionales era por el alto grado de exigencia que se les pedía tanto en los niveles más primarios como en los superiores.

Bajando el nivel no conseguimos nada bueno para los alumnos, al contrario, mucha más vaguedad, falta de responsabilidad y nulo esfuerzo por conseguir llegar a una meta. Meta que alcanzarán sin costarle esfuerzo alguno.

¿Qué armas tendrán los docentes para hacerles estudiar e inculcarles que la educación es la base de todos los valores de la sociedad?

Pienso que la docencia está perdiendo día a día su poder para cambiar el mundo. Antes un maestro, un profesor, tenía una fuerza, una autoridad con los alumnos muy equiparable a la que los padres tenían en casa.

Hoy a ningún nivel se considera a un docente a este respecto. Ya no son una figura modelo para los alumnos.

La docencia va sustituyéndose día a día por la burocracia. Cada día aparecen nuevas disposiciones que tratan de quitar valor a la educación, a la enseñanza o transmisión de conocimientos a los niños y jóvenes que realizan sus estudios.

En cada momento van adquiriendo más y más importancia los medios tecnológicos para pasar información a los alumnos y no para transmitirles conocimientos. Y hoy, en plena era tecnológica cuando parece que todos ellos nacen sabiendo utilizar un ordenador, y vemos que hasta cierto punto es así, observamos que no saben usarlo para lo que necesitan. Los alumnos tienen mucha información, pero poca formación. No saben cómo utilizarla.

Nunca un aparato podrá sustituir la labor docente de un profesor, si acaso, completarla, pero no mucho más. La existencia de los PowerPoints es muy reciente, pero la de buenos maestros, grandes profesores, ha existido desde siempre y somos muchos los que podemos dar testimonio de ello.

También hoy se pide a los docentes un alto manejo en las tecnologías. Y es bueno como complemento, pero no como algo imprescindible para poder impartir clase, ni poder llevar el control de sus notas y puntuaciones con exactitud.

Tecnologías que nos llevan a la utilización de plataformas para pasar lista, poner instrumentos de evaluación, realizar programaciones, etc, que sirven de ayuda, pero que también lleva emparejada una tarea complementaria para el docente que termina por transformarlo casi en un burócrata. Tanto que si no se utilizan estás fuera de juego, no te preguntarán si sabes enseñar, pero te sancionarán por no llevar anotados en los registros pertinentes todas y cada una de tus actuaciones en clase.

Hay que rellenar todo tipo de documentos y procedimientos en los que se recoja absolutamente todo lo que se vaya a programar, a impartir, a evaluar, de qué manera se hará, qué criterio se seguirá en cualquier nota o apunte que se haga a una prueba de un alumno, pero no importa lo que el alumno al final aprenda. En cada prueba, que no ya examen, porque hasta el nombre ha cambiado para no causar un posible trauma al alumno.

Nuestros niños y jóvenes son lo mismo de fuertes que nosotros fuimos. No se traumatizan por un nombre, no piden que se les consideren más “protegibles” que lo que nosotros fuimos. No son menos responsables ni menos capaces. Ellos no son los que piden estas medidas. Y debemos dejarlos demostrar su capacidad, su trabajo, su responsabilidad para con la sociedad.

¿Por qué consideran los legisladores que en la época actual hay que sobreproteger a un niño, joven o adolescente? ¿No los consideran capaces de luchar por aquello que les hará crecer como personas, no los cree aptos para poder lograr por sus propios medios las metas que ellos se marquen en su vida como lo hicimos nosotros y nuestros padres antes que nosotros?

Tanta sobreprotección lo único que dará lugar será a generaciones sin formar, ni en contenidos, ni en información, ni en valores. El reto por la lucha, por llegar, por ser mejor, desaparecerá y llegará el acomodamiento a no tener que esforzarse para conseguir ser algo.

No, no creo que sea una buena medida. Creo que merece, por la importancia que encierra, que le den una vuelta más. Nuestros niños y jóvenes se lo merecen, nuestra sociedad también.