Una Semana Santa distinta


Señor de la Caridad./Foto: Francisco Patilla

Me resisto a hablar de política, y de Covid y de vacunas. Es tanto lo que se habla sobre estos temas que ya estoy (y creo que todos ustedes también), saciada para un poco de tiempo, al menos hasta que salga algo nuevo.

El tema político, a pesar de que cada día nos levantamos con alguna novedad, no deja de ser más de lo mismo. No, no me apetece seguir haciéndoles publicidad gratuita, total, van a hacer lo que quieran.

No nos podremos mover (bueno, depende de la comunidad a la que pertenezcamos) para poder ir a descansar a la playa o al pueblo de nuestros abuelos. Aunque sí que podrán venir los extranjeros, franceses, alemanes, italianos, etc, a disfrutar de nuestras playas y nuestro sol (no, no entraré si está bien o mal, era un simple comentario). Quizás el virus es menos virulento si procede de otras tierras, no sé, no lo entiendo muy bien.

A las puertas de salida de la Cuaresma, este tiempo de conversión y de perdón me parece más oportuno reflexionar sobre los días que se aproximan. Días en que podremos disfrutar de unas vivencias interiores profundas y que nos harán sentir mejores personas si tratamos de imitar la vida de Jesús.

La podremos vivir, aunque de otra manera, pero es cierto que siento añoranza de lo que estaríamos preparando ahora si no estuviéramos viviendo esta pandemia. Los triduos, quinarios, fiestas de regla de las hermandades, la elección de las flores que compondrán el exorno, la limpieza de la candelería, el montaje de los pasos, el olor a incienso …que es lo que hace que cada uno vivamos de forma diferente la Semana Santa.

Pero este es un aspecto, sólo una cara de cómo se pueden disfrutar estos días. Y muchos piensan que, al no poder hacerse de esta forma, es que no habrá Semana Santa.

A mí me gusta repetir alto y claro que eso es incierto, que lo que no habrá serán procesiones, pasos con la representación de las distintas escenas sobre la pasión, muerte y resurrección del Señor y el acompañamiento por su Santísima Madre, pero que Semana Santa hay y habrá siempre. El triduo pascual se realizará como cada año, y se podrá asistir de manera presencial (siempre observando las medidas de seguridad) o de forma telemática. Pero habrá, claro que habrá, Semana Santa.

Echo muchas cosas en falta y es que en esta fecha todo nuestro colegio estaba como nuestra ciudad, patas arriba, procurando preparar una procesión digna y unas vivencias que pocos pueden entender si no las comparten. La procesión no se realizará, pero sus titulares están montados en sus pasos y expuestos en el salón de actos del cole para que todos podamos ir a visitarlos. Hasta hecho de menos los ensayos con las flautas y los tambores de las melodías que los alumnos dedicaban al paso de los titulares (ensayos que a veces eran difíciles de aguantar en horas de clase y que hasta que conseguían ser melodías…). Pues también los echo de menos

Al igual que añoro la preparación de las salidas con nuestros alumnos para visitar las iglesias en las que ya estaban las figuras sobre sus pasos a falta de las flores.

Y es que, a pesar de que la Semana Santa se celebrará, se hará de una manera tan distinta…. No estamos acostumbrados a esto, y aunque hace ya más de un año que comenzó, nos vamos dando cuenta de todo lo que nos está privando. Y es que con las medidas que hay que seguir observando nos da la sensación de que serán unos días más, que no cambiará en nada nuestro panorama. A esto tenemos que decir que no, que la podemos vivir de una manera intensa, que podemos y debemos empeñarnos en que lo que hemos ido viviendo y para lo que nos hemos ido preparando en la cuaresma, se cumplirá. Que el ayuno, la oración y la limosna la seguiremos viviendo intensamente para nuestro bien espiritual y del de todo aquel que nos rodea. Que no podemos olvidar que Jesús pasó lo que pasó, murió y resucitó por todos nosotros.

¿No es esta una gran noticia? Cierto es que aparece camuflada por todo lo que nos envuelve y que no podemos obviar porque forma parte de nuestra vida, pero de tanto acudir a lo urgente olvidamos lo importante. Vivir un triduo pascual en profundidad para que nos ayude a ser mejores cristianos y, por tanto, mejores personas.

Estoy totalmente segura de que si recapacitáramos y nos detuviéramos a pensar podríamos sacarle más partido a esta Semana Santa que a otras en las que hemos podido disfrutar de la calle, de las salidas y viajes a otros lugares.

Semana Santa distinta, pero puede ser una posibilidad para que muchos escuchemos a nuestro corazón y lo abramos y abracemos la gran noticia de la resurrección del Señor y lo que ello nos brinda.

Podemos convertir estos días en algo realmente maravilloso, con momentos de oración y recogimiento que muy difícilmente en circunstancias normales podríamos vivir en nuestra tierra.

Aprovechemos esta oportunidad, que, a pesar de privarnos de mucho, también nos ofrece el poder vivir una Semana Santa, santa.