Aún hay esperanza


Ellas están orgullosas de poder comprobar cómo han sido capaces de llevar mucha alegría a estos niños hospitalizados

Son ya algunas las semanas en que o al comienzo o al término de mi artículo reflexiono y muy negativamente sobre el futuro de la humanidad. Suelo insistir en que nos extinguiremos, más pronto que tarde nosotros solitos, sin necesidad de ayuda de extraterrestres ni de meteoritos, sólo con nuestras acciones y faltas de sentido común.

Pero hoy me mueve un sentimiento radicalmente opuesto. Ha llegado a mis manos un proyecto que me ha devuelto la esperanza en la humanidad, y que me hace pensar que aún existe la probabilidad de que podamos tener un futuro y más bueno que malo, a pesar de que una gran mayoría está procurando que nos extingamos rapidito.

Hay gente, y muy jóvenes aún, con un gran corazón, que impulsado por una gran sensatez hace que mí fe en el ser humano siga viva.

Un grupo de alumnas del colegio Sansueña, en el que tengo la enorme fortuna de impartir clases desde hace muchos años, tenían que elaborar un proyecto para la asignatura de Iniciativa Emprendedora y Empresarial, en el que con total libertad podían elegir hacer desde una simulación empresarial hasta una iniciativa benéfica. Y aquí viene un aporte enorme a la citada esperanza en el futuro, ellas no dudaron en su elección y por mayoría absoluta de sus cuatro miembros, decidieron que querían hacer algo por los demás, intentar poner su granito de arena para procurar mejorar en algo la sociedad y hacerla un poquito mejor, ya que, aunque son muy jóvenes, como ya he dicho, no se les pasa el ver cómo cada día la ausencia de valores y de responsabilidad se está haciendo un hueco enorme entre la gente de su edad.

Y así, entre estas reflexiones es como nace “Yo tengo un amigo”. Un proyecto para dar compañía y aportar ilusión a los niños hospitalizados en la planta de Oncología  Pediátrica del Hospital Universitario Reina Sofía.

Este grupo de chicas ha creado un sistema de cartas mediante el cual los alumnos de primaria de nuestro centro se comunican con los niños hospitalizados, ya que desafortunadamente por el Covid-19 estos están aislados del resto de niños del hospital y tienen más probabilidades de sentirse solos al tener restringidas las visitas y las compañías.

La primera ronda de cartas comenzó hace unos días, y ahora estamos todos esperando con ansia la respuesta a estas cartas, las alumnas autoras de proyecto, los chicos de primaria que escribieron con tantísima ilusión a los niños del hospital y todos los que vamos conociendo de esta preciosa iniciativa.

No se conformaron con este intercambio de noticias, sino que además les mandan chuches y regalillos y quisieron contribuir económicamente, dentro de sus limitadas posibilidades, al progreso de la investigación de esta enfermedad tan dura en cualquier edad y más en los pequeños.

Es fácil comprender que su alcance en este sentido es bastante limitado, pero gracias a la colaboración de un grupo de alumnos de primaria, que acogieron el proyecto con gran ilusión y entusiasmo, y que no pusieron ni un reparo para inscribirse en las jornadas de juegos que las chicas les organizaron y en las que participar les costaba 1€, han podido reunir un fondo que ya va por más de 200 € y al que aún le quedan días para completarse.

El equipo de estas alumnas está más que satisfecho con el resultado que este proyecto les está dando. Ellas están orgullosas de poder comprobar cómo han sido capaces de llevar mucha alegría a estos niños hospitalizados. También están muy contentas de ver cómo alumnos de muy poquitos años han respondido con prontitud y generosidad a la propuesta hecha hace tan sólo unos días.

Como dice Solomon Ortiz, “La educación es la llave para el éxito en la vida, y los profesores tienen un impacto duradero en la vida de sus estudiantes”.

No tengo la menor duda de que este equipo, al igual que los otros que han surgido con otras iniciativas distintas en las clases de Iniciativa Emprendedora y Empresarial, nunca olvidarán la labor del profesor que les hizo unir sentimientos con pensamiento para poder llegar al corazón de muchos.

Y también seremos muchos los que agradeceremos esta labor educativa en beneficio de toda la sociedad.

Lo dicho, hoy tengo una poquita más de fe en la humanidad.