Indignados


¿Es libertad de expresión cuando ellos, en una imitación a las representaciones cristianas de la Semana Santa sacan por las calles esas “procesiones”?

polémica
Protesta feminista ante el Ayuntamiento. /Foto: JC

Qué fácilmente se indignan aquellos que pretenden imponer su pensamiento a los demás cuando éstos manifiestan su opinión. Sí, manifiestan, que no imponen.

Se ha levantado una polémica en algunas ciudades de España (33 en total) en las que la Asociación Católica de Propagandistas ha colocado en unas marquesinas de autobuses municipales carteles en los que ni siquiera se pide rezar frente a las clínicas donde se practican interrupciones voluntarias del embarazo, sino que se comunica que “rezar frente a una clínica abortista está genial”. Rezar, no invadir su espacio, ni siquiera mediar para que opten por otra opción, rezar.

Pero claro, esta postura atenta contra la libertad de expresión. La de los cristianos, no la de ellos que ni siquiera permiten que dichas personas puedan dudar en unos segundos de una decisión que nunca llena a una “madre”. ¿Cree de verdad alguien que si una mujer está segura y decidida a interrumpir su embarazo va a dejar de hacerlo porque vea a unas personas rezando?

Los ayuntamientos de las localidades donde no se han retirado estos carteles aducen que no incumplen ninguna normativa de las que regulan la publicidad, y que por lo tanto no ven motivo alguno para hacerlo. Se respeta la libertad de expresión, tan manoseada y manipulada por los grupos que alzan su voz gritando que la retire por ser “contraria al ejercicio libre y sin coacciones de una ley en vigor”.

Manifiestan su más absoluta indignación por este cartel en el que se dice que rezar está genial, se haga donde se haga, incluso frente a una clínica abortista, es decir, están promoviendo la conciencia de los creyentes y no creyentes que defienden el derecho a la vida para que se unan a rezar por los demás. Claro que estamos hablando de la vida de un ser humano y no de un animal, que sería totalmente defendible para ellos. Otra cosa sería que estuviéramos hablando de los toros o de las monterías, que los defenderían a muerte. Pero, qué más da si es un ser humano.

Responsabilizan estos “indignados” al gobierno municipal por haber permitido el uso de espacios públicos para atentar contra los derechos de las mujeres y fomentar el acoso de estas cuando ejercen un derecho legal como es el aborto. ¿Realmente se sienten acosadas por las personas que pueden estar allí para tenderles una mano en un momento difícil, aunque consista sólo en rezar?

Ya ni siquiera entro a considerar el tema del que trata, el aborto, sino lo que aducen: la privación del derecho a la libertad de expresión. Para ellos esta libertad está en poder hacer y decir lo que les viene en gana cuando les apetece, con independencia de la opinión que podamos tener otras personas.

¿Es libertad de expresión cuando ellos, en una imitación a las representaciones cristianas de la Semana Santa sacan por las calles esas “procesiones” cuyo titular es una vagina? Según ellos sí, total libertad de expresión sin respetar lo que supone para una gran mayoría de ciudadanos. Les ofende el Crucifijo y las Vírgenes, pueden burlarse, reírse y quitarlos de todos los lugares por donde pasan, pero en cuanto alguien manifiesta una opinión distinta, ya se está vulnerando la suya y denuncian a voz en grito que ha de quitarse de los espacios públicos.

Pues yo aquí, utilizando sus mismos argumentos les diría que, si la publicidad está realizada según las normas y no va en contra de ninguna ley, es tan válida como la que más.

¿Tanto miedo le tienen a la fuerza de la oración?

Rezar no sólo no hace mal ni daño a nadie, sino que engrandece a los que lo hacen sin esperar recompensa alguna, pensando en los demás.