A la luz del “neorojismo ecológico” y proislámico, nace un nuevo periodismo que, aprovechando el analfabetismo estructural al que nos están llevando los “pijiprogres”, se permite el lujo de dar noticias como la que puede leerse en Cordópolis, sobre los hallazgos en la puerta que el Cabildo de la Catedral está sometiendo a investigación arqueológica.
En ella se vierte, sin ningún pudor y en tres ocasiones, que el Cabildo pretende colocar unas “juncias” para sostener el arco ocupado por la antigua celosía.
Hasta el momento, la juncia (Cyperus rotundus), juncia real, coyolillo, cípero, castañuela, cebollín, chufa púrpura, corocillo o coquito (de fácil acceso en Wikipedia, sin necesidad de conocer el Dioscórides), era una hierba perenne de la familia de las ciperáceas y que sepamos, aunque de gran belleza, carece de la fuerza suficiente para sujetar una puerta. En cualquier caso, creo que el Cabildo tiene personal técnico debidamente cualificado y con experiencia suficiente para dar otro tipo de soluciones. No dudo que, en algún momento y terminada la actuación, se proceda a la decoración floral de la mencionada puerta, pero me temo que ahora no sea esa la principal preocupación.
Por otra parte, hace mención a la aparición de restos humanos y de la modificación del muro en el siglo XV.
Sobre la aparición de restos, tengo que decir que no me sorprende. Tengo fundadas sospechas de que debajo de la Catedral, hay más, pero no se lo digan a nadie porque quiero contrastarlo. Y sobre el refuerzo del muro, es muy probable que sea verdad, dado que es un edificio de cierta edad y que, durante los ocho siglos, ocho, que lleva siendo Catedral, ha debido sufrir alguna que otra obra.
Pero lo mejor es que, a raíz de estos descubrimientos del periodismo de investigación y de calidad de esta publicación, se concluye por parte de la Plataforma Mezquita Catedral que la basílica de San Vicente es un mito y no una realidad palpable como puede comprobarse diez metros más adelante en los restos que están a la vista del público a través de un simple cristal en el suelo. A no ser, que lo que allí se ve no sea lo que parece y nos encontrásemos ante los restos de un IKEA andalusí. Que todo es posible.
No imagino de donde sale tanta información, puesto que el informe de los arqueólogos aún no se ha realizado y si las conclusiones no son las aportadas por esta publicación, me temo que van a quedar como “La mohosa en Marbella”. Pero allá ellos.
De momento prefiero esperar a lo que digan los técnicos y sobre las juncias…ya hablaremos. Habrá que consultar a las cofradías que para eso es su puerta.
Cuando no se tiene nada que decir es mejor callar y si la intención es seguir removiendo el fango para ver lo que encuentran, tengan cuidado, porque mover el fango termina pringando la cara y es difícil de quitar. Y la próxima vez, procuren ustedes dar noticias de más “enjuncia”.