Le pregunta el querubín al serafín:

¿Ya ha dimitido?

El regreso a la normalidad ha traído lo que era normal, las intrigas y los anhelos escondidos. Unos hacen el vacío a otros, que piensan en irse en semana y media y dejar libre un martillo que ya tiene candidato a poseerlo. Navegan en la opulencia de costaleros, pero todo tiene un precio, los eventos pasan como los hermanos mayores que pronto dejarán de decidir, porque ya están en el tiempo de descuento.

¿Es difícil “conducir” un paso?

En la meta historia de los pasos ha habido algún rozón memorable, algún enganchón de palio de los que te duele ver el varal retorcerse. El problema llega cuando es en un ensayo y, aunque no lo ve el gran público, al contenedor todavía le duele el golpe y a la cuadrilla el descontento creciente.

¿No llegan?

Aunque las calles se llenan de público y todos aseguran que tienen más papeletas de sitio entregadas que en 2019, la realidad es que lo que se ha visto es que a algunas cuadrillas (más de dos) les faltan costaleros y algunas bandas músicos. Queda una semana para que se cierre el mercado y más de uno va a tener que buscar refuerzos con cierta urgencia.